Uno de los niños/as dirige la actividad tocando la pantalla táctil, activando y desactivando la música. Durante la música, el grupo baila libremente. Al detenerse la música, aparece una imagen que expresa una emoción. El alumnado observa la imagen y colabora con el compañero/a que dirige para identificar la emoción. Seguidamente, cada niño/a se coloca en uno de los cuatro círculos del suelo (pictografiados con emojis) que representa dicha emoción. El compañero/a en la pantalla selecciona la emoción que cree correcta, con la ayuda de los compañeros/as que están en los círculos. Así, todos participan, se expresan, colaboran y se mueven de forma lúdica. Al finalizar el juego, se invita al grupo a volver a la calma con una relajación guiada, adaptada al nivel de infantil. Esta parte reproduce una rutina ya conocida por los niños y niñas (similar a la que realizan al volver del patio con sus tutores/as), lo que favorece la seguridad emocional, la autorregulación y la conexión entre contextos del aula.