Relatos Comparti2
Los conceptos integración e inclusión normalmente están en boca de todas y todos los que nos dedicamos a la educación pero, ¿nos hemos planteado como comunidad qué significan estos conceptos? ¿Cómo se encarna la idea de la diversidad en nuestra práctica cotidiana? Este proyecto es una mirada a la complejidad de cómo nuestras alumnas y alumnos conviven con ese concepto.
En la propuesta han participado alumnos de 2º de Formación Profesional Básica de Vehículos y alumnas y alumnos del Programa Formativo de Formación Profesional, así como de la Transición a la Vida Adulta del Centro de Educación Especial San Antonio de Ceuta.
La filosofía del Aprendizaje Servicio (ApS) nos ha acompañado en el camino porque entendimos que su posicionamiento poliédrico la hace apropiada para la educación formal y no formal, válida para todas las edades y aplicable en distintos espacios temporales y de otros ámbitos.
Convivimos con dos grupos de alumnas y alumnos normalmente estigmatizados y apartados a modo de “gueto”, como son los alumnos de Formación Profesional Básica y las y los jóvenes con diversidad funcional escolarizadas/os en Educación Especial. Desde esta perspectiva, queremos abrir la puerta a que estos dos grupos se conozcan y, a través del aprendizaje mutuo, nos relaten cómo se construye una comunidad desde una mirada desprejuiciada. Esto lo hemos ido construyendo a través de la formación de parejas pedagógicas (tutoría entre iguales) entre las alumnas y alumnos de ambos centros.
Todos los martes desde el mes de octubre el grupo del Centro San Antonio se desplaza a nuestro Instituto, o bien nosotros nos desplazamos a su escuela, durante dos horas y media. En estas visitas se utilizan conjuntamente todos los servicios comunes de los dos centros, como pueden ser recreos, comedores, etc. Mientras los alumnos de FP básica son encargados de enseñar actividades de taller, tales como taladrado, limado, etc.; el alumnado del otro centro se ocupa de formar a los estudiantes de FP en las actividades que allí se desarrollan, como por ejemplo es la jardinería.
Pero más allá de esta explicación instrumental, lo verdaderamente importante es el empoderamiento que ambos grupos han ido construyendo en común, así como los vínculos de conexión surgidos, que se hacen tangibles especialmente en los momentos de llegada y cierre de cada una de las sesiones.
Esta experiencia (aún en marcha) nos está ayudando a desdibujar los límites de nuestros propios prejuicios y a empezar a vislumbrar un nuevo posicionamiento ético y político en torno a los procesos educativos. Todo eso de la mano de una vivencia que se enclava, nos emociona y, por encima de eso, dejará huella en las biografías de todas las personas que participamos en ella.