Hoy en día, la sostenibilidad ya no es una opción sino una obligación. Si observamos la puerta de un colegio, tanto a la entrada como a la salida, podemos ver como destacan los coches en doble fila, las prisas, los enfados y todo el peligro que estos elementos conllevan. En nuestro colegio, casi todo el alumnado vive en el barrio y, los que viven a las afueras, tienen la opción de utilizar el transporte escolar (autobús). Es por esto que debemos luchar por un colegio libre de coches, creando rutas y actividades que fomenten que los niños y niñas del siglo XXI caminen hasta el cole y que puedan disfrutar de este trayecto charlando y jugando con sus amigos. Para lograr esto es indispensable que nuestro alumnado se sienta protagonista del aprendizaje, involucrar a todos los miembros de la comunidad educativa, que el proyecto tenga una repercusión más allá del cole y darle una difusión amplia a través de la red.