La evolución de la sociedad es imparable. Cada vez avanza de forma más rápida y los ciudadanos  somos conscientes de los cambios intuyendo que surgen nuevas necesidades a las que debemos ofrecer solución. A nivel individual cada uno estamos inmersos en una realidad muy concreta y, ello condiciona la noción de análisis en un nivel superior, muchas veces quedándonos con una visión sesgada de las nuevas necesidades sociales  y de la relación con los nuevos paradigmas que surgen, dificultando  la integración y comprensión de las nuevas tendencias a nivel educativo que nos son impuestas por las políticas educativas actuales.
En general vivimos de una forma acelerada, sin tiempo para reflexionar y cumpliendo nuestras obligaciones de la forma más efectiva que sabemos hacerlo. Muchas veces cumplimos nuestras obligaciones precisamente porque se nos imponen sin llegar muy bien a comprender la verdadera necesidad de realizar unas determinadas acciones. Y cuando entramos en esta dinámica, finalmente, realizamos las cosas de forma automática, olvidándonos de que existe un motivo por el que hacemos o debemos hacer las cosas de una determinada manera y no de otra.
Hace años que oimos hablar de competencias, y entendemos que hay que hacer a nuestro alumnado, futuros ciudadanos "competentes en…" y  desde nuestra parcela sesgada de realidad y sin conocer mucho más de competencias, muchas veces tendemos a pensar que es un nuevo cambio terminológico, asombrándonos de que los políticos no sepan que durante toda la vida al ofrecer aprendizajes a nuestros alumnos los hemos hecho más competentes…..o…¿quizás no los estábamos haciendo  competentes?  Entonces…..los alumnos antes, al finaliizar sus estudios, ¿no eran competentes? Sorprendentemente si preguntásemos al resto de compañeros docentes si nuestros alumnos al acabar la primaria eran  competentes en las áreas que han estudiado,  la respuesta sería que sí. Este precepto contamina la comprensión de la esencia de la competencia que nos exige el nuevo paradigma educativo del s. XXl
No cabe nada más que preguntarnos dónde estriba la diferencia si lo que se nos pide no es un simple cambio termonológico, si no que es un nuevo paradigma educativo. Para poder realmente aplicarlo, no hay otra solución que estudiarlo y comprenderlo. Y para ello hay que abrir fronteras y dejar que entren en nuestras aulas las nuevas ideas que nos llegan desde diferentes lugares, al igual que en otras épocas anteriores hemos estudiado los diferentes cambios de ideales. Ahora estamos ante un nuevo reto y no tiene sentido quedarse anclado en el presente pensando que lo que hacemos es lo más acertado.
Estamos inmersos en una sociedad del conocimiento en la que a través de internet tenemos acceso  a una cantidad de información nunca imaginada. Millones de personas nos cuentan sus experiencias a través de diferentes redes sociales y a través de las páginas web. Tenemos una fuente de conocimiento inmensa y poderosa que debemos utilizar en nuestras escuelas para generar un conocimiento mejor en nuestro alumnado...Tenemos un mundo globalizado, interrelacionado, multicultural y necesitamos dar respuesta a las necesidades que surgen. Y estas necesidades se han detectado inicialmente en el mundo laboral y después se extienden  hacia la preparación de las exigencias que los futuros ciudanos se tendrán que enfrentar. ¿Cómo preparamos a nuestro alumnado para el futuro? ¿cómo integramos tantos cambios desde de la educación?
Desde hace 10 años el término competencias no ha dejado de nombrarse.El término surge del ámbito laboral, de la internacional OCDE (formada por 34 países). En su proyecto DeSeCo, vincularon las competencias profesionales con las bases de las competencias que se deberían adquirir en la educación obligatoria: es decir las llamadas competencias clave.  Y los gobiernos correspondientes mostraron su voluntad de incorporarlas a sus sistemas educativos. Los diferentes gobiernos de los países de La Unión Europea desde el ámbito educativo,  han mostrado gran interés en definir cuáles son esas competencias clave, que los alumnos deben haber adquirido al acabar la educación obligatoria. Debido a la velocidad vertiginosa del cambio social y tecnológico estudios demuestran que los jòvenes deberán estar abiertos a los cambios y ser conscientes de que es necesaria una formación permanente a lo largo de su vida. Las políticas tienen que organizarse para poder ofrecer una formación acorde tanto a las competencias clave como a la adquisición por parte de los jóvenes de estrategias para que sean capaces de seguir una formación permanente a lo largo de su vida. Se diseñan programas específicos para la formación de personas adultas. Todas estas actuaciones se convierten en necesarias y complementarias en el referente para el diseño de las diferentes políticas educativas, ofreciendo una unión común a todas ellas.  Para llevar a cabo una reforma tan profunda en educación se involucran diferentes organismos (se une a las ya citadas la Comisión de las Comunidades Europeas). La Unión Europea diseña acciones que llevan a otros gobiernos más allá de los estados europeos. La Unión Europea abre debates sobre cual es la definición de las competencias clave y sobre cómo implementarlas en las escuelas europeas. Surge así la necesidad de cambio del currículo y cambio de la metodología para poder desarrollar las 8 competencias clave. La Unión en 2007, publicó un documento para ayudar a poner en práctica en los centros escolares el nuevo paradigma educacional: el modelo competencial.
El témino competencia supone una integración de conocimientos (dimensión cognitiva), destrezas (dimensión instrumental de las habilidades) y actitud (dimensión actitudinal).La comprensión de las dimensiones que la componen hacen más funcional el diseño de estrategias para su adquisición.  Las competencias se deben entender como un desempeño, competencia es "ser capaz de hacer, en la vida real, en un contexto determinado". El término clave añade el significado de que son necesarias para desarrollar otras competencias porteriormente en una sociedad cambiante.
Un ciudadano que adquiera las 8 competencias claves estará preparado para seguir aprendiendo a lo largo de su vida de acuerdo a las nuevas necesidades que surgan en la sociedad.
Para poder hacerlo efectivo en las aulas, es necesaria una formación del profesorado que implique comprensión del término. La LOMCE se aprueba  e implica ya este cambio de paradigma. Y para ello es necesario partir de la premisa de la necesidad de formarnos y reciclarnos, para comprender mejor las implicaciones que conlleva el término y sobre su aplicación en el aula. No se nos puede exigir que lo apliquemos sin saber cómo hacerlo: la formación del profesorado con respecto a las competencias clave debe ser prioritaria. 
En el aula se deben relacionar todos los contenidos que nuestro alumnado adquiere con su aplicación en su vida real. Actualmente tengo dificultades para comprender qué debo modificar en la metodología que aplico en el aula. Esta gran dificultad  espero suplirla con formación y comprensión del paradigma nuevo. Pero existen otros problemas cómo el poco tiempo del que se dispone en un centro para poder encontrar con los propios compañeros un espacio definido y planificado, a la vez que necesario, para reflexionar y compartir sobre cómo llevar a cabo este cambio de una forma global en un centro educativo. Además pienso que la distribución del horario escolar del alumnado en sesiones de 45 min. dificulta enormemente ya que no queda tiempo para dedicarlo a reflexionar con nuestro alumnado sobre la aplicación de los contenidos. claro que quizás la clave este en el cambio que implica la metodologia y en las prioridades que cada docente considere, pero sin la formación adecuada no se tendrá la seguridad de saber cómo reorganizar y pensar en una nueva metodología.  Mi aplicación del modelo competencial a mi aula sé que implica cambios, y quiero y espero descubrir cual es la forma de llevarlos a la práctica: cambio de evaluación, de metodología, de contenidos....