To do list: proofreading, contraseñas, QR, inteligencia artificial

Eugenio Fouz
To do list: proofreading, contraseñas
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To do list: proofreading, contraseñas, QR, Inteligencia Artificial

EUGENIO FOUZ

I was working on the proof of one of my poems all the morning, and took out a comma. In the afternoon I put it back again.” (OSCAR WILDE)

Hola, buenos días. Hoy es sábado, 17 de mayo de 2025. Sé que esto no es normal, pero voy a hacerlo de todos modos. Esta mañana me he levantado con ganas. Quiero cambiar. Quiero mejorar ciertos aspectos de mi vida. Para entendernos, amable lector, hoy me pongo a escribir en la agenda un listado de objetivos que cumplir, una especie de ‘to do list’.

 

Aunque usted no lo vea, en la Redacción del diario El Nacional de Caracas hay una persona que recibe esta columna todas las semanas y la pasa al espacio digital del periódico. Más de una vez y de dos y de tres veces, me arrepiento de algo que escribí en mi portátil y, con mucha vergüenza, escribo un correo electrónico a esa mujer de la Redacción y le pido que retire una parte, borre una línea o incluso dos palabras que me parece que no quedan bien. Esto suele ocurrir una vez ya se ha publicado la columna, es decir, el mismo lunes. En fin, el caso es que ella, Patricia, revisa otra vez el texto y me concede la gracia. Tiene paciencia conmigo. Cuando estoy escribiendo, ahora mismo también, soy vehemente, nervioso y apasionado. Cuando creo que está acabado el texto me da miedo estropearlo.  En el momento que estoy a punto de cerrar la columna, me quema detectar algo raro, como si al revisarla estuviese traicionando la frescura del trabajo acabado. Recoger todo y enviar el correo a la Redacción me hace sentir aliviado. Piense usted, querido lector, que estamos en un mundo paralelo, digital y volátil de electricidad, conexiones y cables y ahora escribir no es lo mismo que era antes. Hace años, uno escribía un borrador en papel y se tachaban frases enteras, se añadían letras y se eliminaban comas y palabras para finalmente, reescribirlo en una hoja limpia sin miedo. Perder o traspapelar el borrador era el único peligro.

 

1/

En fin, lo primero que quiero cambiar es empezar a aplicar de manera exhaustiva eso que los ingleses llaman ‘proofreading’ y que consiste en revisar el texto a conciencia, con calma, despacito para detectar y corregir en su caso una palabra, una  falta de ortografía, una errata. Haciendo una revisión de texto minuciosa previa al envío de mi columna evitaré pasar el apuro de escribir para una corrección a posteriori del escrito.

 

2/

En segundo lugar, siguiendo con mi lista de cosas que quiero cambiar -to do list-, quiero recordar la volatilidad del mundo virtual y extraño en que vivimos. Un internauta escribe esto en una red social: ’so much of our history is lost when we lose a password, a website goes down, a file/ hardware is corrupted, or a platform disappears’ (tanto de nuestra historia desaparece cuando perdemos una contraseña, una página web se cae, un archivo o un componente de nuestro equipo informático se estropea o se cierra una plataforma). No existe una solución para esto: plataformas que dejan de funcionar, fallos en la conexión de una web. Uno pierde equipaje durante este viaje: 43marks.com, delicious.com, google +, @Twitter.

Piense en todas las contraseñas que ha olvidado. Alguno se esfuerza en memorizarlas hasta que se da cuenta de que no tiene sentido llenar la cabeza de letras, números y signos cuando puede anotarlos en un cuaderno de papel. Es importante saber combinar los dos mundos: el mundo real (mecánico, artesanal, humano) y el mundo paralelo (virtual, electrónico, alienígena). Desafortunadamente, hoy uno necesita una contraseña para casi todo lo que hacemos a diario.

 

3/

A veces uno se arriesga demasiado a vivir sometido a extravagancias como esa que consiste en leer el menú de un restaurante a través de un código QR utilizando la cámara del celular. Esta propuesta ya está siendo efectiva porque siempre he sido receloso a llenar mi smartphone con aplicaciones para cosas innecesarias.

 

4/

La Inteligencia Artificial (Artificial Intelligence) ya es un hecho. En las escuelas muchos alumnos se aprovechan de ella y la ponen a trabajar. Un profesor antes podía decir a sus alumnos que escribiesen en casa una redacción de 300 palabras sobre cualquier tema y los chavales se paraban a pensar, escribían y reescribían el texto con dedicación y esfuerzo. Hoy, los profesores  no quieren pedir tareas fuera de clase que podrían ser realizadas por Inteligencia Artificial ¿Qué sentido tiene valorar un trabajo excelente hecho por una máquina? ¿Dónde está ese alumno? ¿A quién estamos evaluando? Por supuesto, habrá alumnos honestos que escriban su redacción ellos mismos. No obstante, yo creo que la IA nos deja desamparados. Sin premio o penalización todos somos iguales y esto es una falacia. El pasado 13 de mayo leía la pregunta que lanzaba un internauta en @X (antes @Twitter): ‘¿Puede la IA llegar a reemplazar al profesorado? ’. La respuesta es clara: claro que puede. Todo es susceptible de mejorar y también de empeorar. Creo que un profesor es alguien insustituible. Habrá quien piense que los profesores somos prescindibles. A quien piense esto, le pregunto yo: ’¿Puede la IA reemplazar al alumnado?

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*’Estuve trabajando en las pruebas de mis poemas toda la mañana y borré una coma. Por la tarde volví a ponerla’ (OSCAR WILDE)

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** @laddersofsweetmisery_

EL NACIONAL (Caracas)

lunes, 26.05.2025