La messa di voce
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La renombrada profesora de canto holandesa Margreet Honig (1938) publicó con motivo de sus 8o años un libro donde conversa con alguno de sus alumnos sobre la enseñanza del Canto: el apoyo, la resonancia, la respiración, los registros, etc. No existe una versión en castellano del libro y me he permitido extractar algunas ideas que me han parecido interesantes de su libro y traducirlas a nuestro idioma para que sirva de acicate a aquellos que, como yo, se dediquen a la interpretación o la enseñanza del Canto.
Salvatore Bertezen (?-1792), maestro de canto y compositor nacido en Malta definía la messa di voce como
[…] comenzar un sonido con la mayor dulzura, crecerlo gradualmente hacia su mayor fuerza en la mitad, y volviendo hacia el fin de nuevo gradualmente, hacia el mayor piano del comienzo. (Principi della Musica, Londres, 1781, p.148)
Hemos perdido en cierta manera la norma de que, ante cualquier repertorio vocal, este se ha de adecuar a un estilo determinado. Los puristas llaman a esto: «cantar en estilo». Lo que no se suele decir, y mucho menos analizar, es la necesidad que tiene cualquier intérprete o docente de Canto en acudir a las fuentes primarias para entender, cuando se habla de «estilística», a qué nos estamos refiriendo.
Hijo del compositor de la Capilla Real Félix Máximo López, Miguel López Remacha fue tenor de la misma institución madrileña con una breve trayectoria como músico y teórico pero que tuvo tiempo de escribir el que puede considerarse como el primer tratado de Canto español publicado en Madrid en el año 1799: Arte de Cantar y compendio de documentos músicos respectivos al Canto (publicado en la oficina de D. Benito Cano) y que puede consultarse en línea aquí.
El siglo XVIII está plagado de fuentes primarias esenciales para conocer la práctica vocal y estilística del Canto. Entre las más conocidas se encuentran aquellas italianas como Pier Francesco Tosi (1723), Giambattista Mancini (1774 & 1777) y Vincenzo Manfredini (1775). En el mundo germánico, como no podía ser de otra forma, la tendencia durante todo el siglo fue la imitación y la búsqueda de la personalidad propia a partir de modelos foráneos.
En 1819, el tenor y maestro de Canto, Antonio Benelli (1771-1830) publico su obra titulado Regole per il canto figurato donde se habla de aquellas normas que se establecen para todo aquel repertorio que es contrapuesto al canto llano o canto gregoriano y, por tanto, con figuras de diverso valor y medida.