El paso de los registros en Miguel López Remacha (1772-1827)
Hijo del compositor de la Capilla Real Félix Máximo López, Miguel López Remacha fue tenor de la misma institución madrileña con una breve trayectoria como músico y teórico pero que tuvo tiempo de escribir el que puede considerarse como el primer tratado de Canto español publicado en Madrid en el año 1799: Arte de Cantar y compendio de documentos músicos respectivos al Canto (publicado en la oficina de D. Benito Cano) y que puede consultarse en línea aquí.
Todo el tratado es interesante de por sí, pero lo que nos ocupa hoy en esta entrada es el tema del paso de los registros o paso de la voz, tal y como es explicado por el autor en su obra. Muchas veces se piensa equivocadamente que la erudición y la consulta de fuentes antiguas no pueden ser de ayuda para el cantor actual. Nada más lejos de la realidad, puesto que la experiencia y la práctica diaria profesional del Canto ya justificaban por sí mismas las explicaciones sobre el terreno de Remacha. Un consejo: léase y aplíquese lo que él dice y luego comenten en la entrada.
Dice Remacha:
La voz debe resultar natural, igual y proporcionadamente corpulenta en los graves, medios y agudos. Mas para este efecto es necesario esforzar el aliento en los graves, y reprimirle algún tanto en los agudos.
Se debe esforzar el aliento en los graves, porque son de naturaleza flojos, y esforzándolos se unen con los medios que son el lleno natural de la voz.
Debe reprimirse el aliento en los agudos, porque de naturaleza son demasiado fuertes y penetrantes, y sumiéndolos quedan iguales con los medios: de suerte que añadiendo á los graves lo que a estos se quita, viene a quedar la voz igual por toda su extensión.
Este es el plan general que el Arte presenta para el uso de la Voz, el qual jamás se altera, substancialmente, sino en fuerza de una vehemente expresión; porque el claro y obscuro que debe siempre campar en la Voz se reduce únicamente a extenderla o esforzarla y recogerla con proporción e igualdad, sin que por esto deje de resultar modificada e igual en su calidad.
Nota 10 del texto (p.112)
La mayor dificultad de un Cantor, en cuanto al uso de la voz, está en unir los medios de ella con los altos o agudos. Para hacer esto con perfección hay que advertir, que la naturaleza ha puesto en las voces humanas una cierta línea que divide la voz, de los que llaman Falsete. Esta la tiene el Tiple, por lo común, entre Ut y Mi agudos: el Contralto entre Sol y Si: el Tenor entre Mi y Sol. (Entiéndase cada voz ceñida a los límites de sus respectivos Diapasones). Pues para que esta línea vaya como por una especie de graduación, igualando y uniendo aquellos intervalos sacamos nosotros una media voz, la qual empieza a usar el Tiple, por lo común desde el Ut agudo inclusive: el Contralto desde el Sol: y el Tenor desde el Mi; para que llegando la voz en diminución, por medio de un impulso blando del aliento, se pueda pasar a la región del falsete, formando de la voz una hebra igual e uniforme de uno a otro extremo. Adviértase también que al Tenor y al Baxo se les prohibe absolutamente el uso de lo que llamamos falsete, por ser totalmente ajeno de la naturaleza de sus voces; y solo se les permite el de la media voz cuando convenga para modificación del Canto.
López Remacha, Madrid, 1799, p.45-47
De esta cita, se puede deducir algo muy importante: por un lado, que los graves deben estar bien apoyados y que los agudos han de ser ligeros y con menor presión de aire. Por otro lado, en cuanto a una visión de la metodología para su aprendizaje, en el ascenso a la zona de pasaje de cada voz, el cantor ha de reprimir el «aliento», en lenguaje moderno, el «apoyo» para no sobrepujar y violentar el flujo aéreo que pasa por entre las cuerdas o repliegues vocales. La práctica será entonces, al ir ascendiendo en la escala de sonidos y estar en la zona «de pasaje» entre el registro «de pecho» y «de cabeza» o «falsete», utilizar el diminuendo como arma esencial para reprimir un tanto el flujo aéreo para evitar que el sonido se rompa en ese paso imaginario que para muchos cantantes se convierte en el mayor calvario en su aprendizaje.
A modo gráfico, las notas de paso en cada una de la voces que cita Remacha serían así:
Si se siguen estas sencillas indicaciones de Remacha, el ascenso a la zona aguda se vuelve más blanda, sencilla y dúctil, resultando una voz en toda su extensión igual y homogénea. ¡Cuánto se ha olvidado en los cantantes actuales esta forma de atacar el registro agudo y cuánto debiéramos acudir a las fuentes antiguas para solventar problemas técnicos que se escuchan día sí y día también en nuestros intérpretes!