Si nos paramos un poco a reflexionar sobre la sociedad actual, no tardamos en llegar a las mismas conclusiones, que ya en el año 2000, se señalaron en el Consejo Europeo de Lisboa: “Llegar a ser la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica en el mundo, capaz de un crecimiento económico sostenible con más y mejores trabajos y una gran cohesión social”. Es evidente, que la educación debería ser la protagonista de las políticas europeas para conseguir tan ambicioso proyecto. “Debería ser” y entorno a esto podríamos estar discutiendo durante muchas horas, porque, desde mi más humilde opinión de profesora de matemáticas, no lo es. No lo es por infinitas razones que día a día nos demuestran nuestros políticos: no se asesoran de las personas adecuadas, ni siquiera, para redactar una ley en términos correctos, que no nos lleve a confusión; no dedican tiempo a escuchar a los que estamos al pie del cañón en aulas de 36 alumnos; no dedican dinero a formar, a todos, y señalo “a todos” los profesionales de la educación en este nuevo paradigma educativo…

Pero no voy a dedicar estas palabras a ellos, los políticos.

Realmente tenemos delante un nuevo paradigma educativo, se necesita, como el artículo podemos leer, “un nuevo enfoque sobre cómo desarrollar procesos de aprendizaje más eficaces en las escuelas, y más allá de ellas”. Necesitamos un cambio en la educación española. Nuestra sociedad ha cambiado muy rápidamente pero nuestra escuela no.

Llevo desde hace un tiempo, alrededor de un año, dándole vueltas a “esto de las competencias”. Después de escuchar a otros docentes, de asistir a alguna jornada y de leer sobre el tema, me angustia bastante saber que ya desde hace más de quince años se está discutiendo sobre el ellas… Me angustia porque creo que este cambio es absolutamente necesario para nuestros chicos y chicas de hoy. Pero considero que los docentes tenemos una tarea muy difícil. Mucho más de la que los políticos imaginan. El principal hándicap que encuentro es que no tenemos formación ni inicial ni continua sobre este nuevo enfoque, como he dicho soy profesora de matemáticas, no soy pedagoga, ni didacta. Pero si se de matemáticas y de mi alumnos.

En cuanto a desarrollar mi trabajo por competencias en el aula, no voy a utilizar el verbo en futuro, lo voy a utilizar en pasado y en presente. En el momento en el que me doy cuenta de que “esto de las competencias” es necesario porque el cambio social es continúo y muy veloz, me pongo a trabajar… Y cuanto digo trabajar, hago referencia a un trabajo fuera de mi horario escolar, evidentemente. He tenido que pasar muchas horas para diseñar proyectos, que yo creo que se acercan al trabajo por competencias y digo “creo” porque hasta la fecha mi formación en el tema es nula.  Por supuesto que estoy cambiando mi forma de enseñar. Pero no lo hago porque me lo digan los políticos, porque nadie revisa nuestro trabajo, ni si hacemos las cosas mejor o peor. Lo hago porque un día pregunté a mis alumnos de tercero de Secundaria: “Chicos, ¿qué recordáis de las mates de segundo?” Imaginaos la respuesta…

Por esa razón, ellos, me planteo que algo, bueno bastante, se puede mejorar en el aula para que esa respuesta sea diferente. Porque… ¿si ellos no aprenden nada después de cuatro horas a las semana conmigo? ¿Para qué sirve mi trabajo?