Es amplio el consenso articulado en torno al valor educativo del conocimiento histórico para la construcción de una sociedad plenamente democrática. A través del estudio del pasado se adquieren habilidades, destrezas y conocimientos para interpretar la realidad en la que se vive, para tomar decisiones sobre problemas futuros y para actuar sobre ámbitos de interés social. Esta aproximación a la Historia sólo es consciente, rigurosa y racional desde el conocimiento historiográfico, la abundancia de fuentes y orientaciones sobre su tratamiento y desde la asunción de los debates, análisis y reflexiones que suscita la consideración actual de los hechos históricos. Como ciencia social, la Historia no admite conclusiones ni sentencias definitivas. Rige una provisionalidad que estimula y alimenta el avance de un estudio histórico sometido a revisión perpetua desde el rigor y la búsqueda de la veracidad más prolija. Los abundancia de fuentes ha permitido trazar las grandes líneas de investigación sobre la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Sin embargo, los enfoques didácticos adolecen de una sobreabundancia informativa tal que los hechos son abordados ya en las aulas desde la asepsia más absoluta e incluso la banalización de los mismos. De ahí que este proyecto halle en el entorno local, en las repercusiones que tales acontecimientos tuvieron en el ecosistema más cercano del alumnado, el abono idóneo para reorientar el análisis del Holocausto recuperando la perspectiva crítica y el rigor sistemático en su estudio. Se recuperan los nombres y apellidos de vecinos de la localidad jiennense de Castillo de Locubín y comarca que sufrieron la deportación a los campos de concentración de Mauthausen-Gusen. Se recupera su identidad, se evocan sus historias personales, se tratan de hallar incluso vínculos personales con el propio alumnado con objeto de reforzar la máxima implicación del mismo en esta temática. En definitiva, se aborda la Gran Historia Universal avanzando desde la Intrahistoria local.