Como docentes, debemos darle a la evaluación la importancia que requiere, tan es así que no tiene sentido evaluar por el simple hecho de evaluar, sino que debemos hacerlo para mejorar nuestra acción y valorar sus resultados.  Debemos evaluar para mejorar nuestra práctica docente no por rutina o por el mero gusto de evaluar.

Considerando lo anterior, no se trata de considerarnos justos o no, más bien esa pregunta la deberían contestar nuestros estudiantes. 

Lo que sí puedo asegurarles es que no evalúo de forma conductista como se hacía antes, sino que considero además de la prueba escrita otros aspectos e instrumentos.

Por lo tanto, no puedo corregir de la misma forma a todos, debo tomar en cuenta los diferentes estilos y capacidades de aprendizaje de los estudiantes para no evaluar bajo un mismo criterio; tenemos que atender a las características individuales de los estudiantes, a sus dificultades o ventajas ante cada contenido y aprendizaje esperado.