LAS COMPETENCIAS CLAVE

ANTONIA ARRIBAS
Área de conocimiento
Contexto educativo
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Tras la lectura del artículo “Competencias clave como tendencia de la política educativa supranacional de la Unión Europea” de Javier Valle y Jesús Manso, surgen algunas dudas que espero se desvelen a lo largo del presente curso.

El aprendizaje por competencias nace en el ámbito laboral y empresarial y se traslada al plano educativo para tratar de dar respuesta  a las demandas de una sociedad cada vez más compleja. Además, en las conclusiones del Consejo Europeo de Lisboa celebrado en el año 2000 se recoge: “Llegar a ser la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica en el mundo…” Desde sus orígenes se encuentra a la educación de la mano de la economía (¿y subordinada a ésta?) y  crean dudas sobre sus cualidades pedagógicas inclinando a pensar que sólo se pretende obtener un buen producto para la sociedad.

Estamos pasando de una sociedad industrial a una sociedad basada en el conocimiento. No se requiere por tanto individuos con una cualificación fija sino individuos que sepan adaptarse a nuevas situaciones de una sociedad en continuo cambio. Por ello, en las políticas educativas actuales están presentes el aprendizaje por competencias y el aprendizaje permanente como dos caras de una misma moneda para conseguir el desarrollo de la persona como ciudadano, más integrado en el mercado laboral y miembro de una sociedad basada en el conocimiento.

A esto se añade que, en España, las leyes de educación (LOE y LOMCE) tratan las competencias al mismo nivel que conocimientos, destrezas o actitudes lo que provoca confusión entre los docentes y les permite pensar que sólo se trata de un cambio terminológico y no de una nueva concepción del aprendizaje.

Si se pretende que sea algo más que un cambio léxico se debe comenzar reconsiderando la formación inicial y permanente del profesorado. Para que realmente este modelo educativo llegue a las aulas se debe preparar a los profesores para aplicar unas nuevas metodologías que cambien su práctica docente, convenciéndoles de su necesidad para el desarrollo integral de la persona que sería el fin último de la educación. Esto supone una tarea nada fácil por las enormes dificultades que  supone a nivel teórico y  práctico (por ejemplo,  en la evaluación, valorar todas las dimensiones de la competencia es un trabajo farragoso y  poco eficaz).

En la Unión Europea, se presentan ocho competencias clave: Comunicación en lengua materna; Comunicación en lengua extranjera; Competencia matemática, científica y técnica; Competencia digital; Aprender a aprender; Competencia cívica y social; Sentido emprendedor e iniciativa; y Sentido y expresión cultural. Cada una de ellas integra tres dimensiones: cognitiva, instrumental y actitudinal. Estas dimensiones se encuentran presentes en la realización de una tarea y se entienden como desempeño de la competencia. Todas ellas en su conjunto se encuentran encaminadas al desarrollo del educando en sus áreas personal, social  y profesional.

En España se consideran sólo siete competencias, ya que la Competencia lingüística engloba a dos de las marcadas por la Unión Europea: Comunicación en lengua materna y Comunicación en lengua extranjera. Además, las leyes educativas españolas utilizan el término “básicas” (mínimo, suficiente y estático) en lugar del utilizado en Europa,  “claves” (necesario aunque no suficiente y dinámico), para referirse a las competencias.

Por mi parte trataré de incorporar el aprendizaje por competencias a mi práctica en el aula cuando tenga claro cómo hacerlo y esté segura que las modificaciones que adopte servirán para el desarrollo integral de mis niños. Teniendo en cuenta que, en educación, considero que el área personal cobra especial relevancia, las emociones ocupan un lugar transcendente, y que deseamos conseguir personas que vivan en armonía con su entorno y con las demás personas.