INSTRUMENTOS CLÁSICOS DE EVALUACIÓN DE INTELIGENCIA EMOCIONAL: CUESTIONARIOS, ESCALAS Y AUTO-INFORMES

JUANA GALLEGO
Área de conocimiento
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Este método de evaluación ha sido el más tradicional y utilizado en el campo de la psicología. A
través de los cuestionarios se han obtenido perfiles en variables de personalidad como extraversión,
neuroticismo, se han evaluado aspectos emocionales como empatía o autoestima y se han obtenido
medidas sobre otros factores más cognitivos como pensamiento constructivo o estrategias de
afrontamiento. De la misma forma, la utilización de escalas y cuestionarios está mostrando su utilidad en el
campo de la IE y el manejo efectivo de nuestras emociones.
En la mayoría de los casos, estos cuestionarios están formados por enunciados verbales cortos en
los que el alumno evalúa su IE mediante la propia estimación de sus niveles en determinadas habilidades
emocionales a través de una escala Likert que varía desde nunca (1) a muy frecuentemente (5). Este
indicador se denomina “índice de inteligencia emocional percibida o auto-informada” y revela las creencias y
expectativas de los alumnos sobre si pueden percibir, discriminar y regular sus emociones.
No obstante, algunos autores como Mayer y Salovey conciben la inteligencia emocional como una
inteligencia genuina y consideran deficiente una evaluación exclusivamente basada en cuestionarios de
papel y lápiz. Estos autores consideran que los cuestionarios de IE pueden verse afectados por los propios
sesgos perceptivos de la persona y, además, también es posible la tendencia a falsar la respuesta para
crear una imagen más positiva. A pesar de ello, es indiscutible la utilidad de las medidas de auto-informes
en el terreno emocional, sobretodo para proporcionar información sobre las habilidades intrapersonales y
comportamientos autoinformados de los alumnos. Puesto que el mundo emocional es interior, uno de los
métodos más eficaces para conocer al propio alumno, a pesar de sus sesgos, es preguntándole sobre cómo
se siente, qué piensa, o cómo le afectan determinados sucesos que ocurren en el aula. La evaluación de la
IE a través de cuestionarios es muy útil en aquellos casos en los que el educador quiere obtener un índice
del ajuste emocional de los adolescentes y obtener un perfil de las carencias afectivas en determinadas
áreas cuya única forma de evaluar sea a través de la propia introspección del alumno. Por ejemplo, es de
gran utilidad para conocer la capacidad de discriminación emocional, la atención a las emociones positivas y
negativas, el nivel de regulación afectiva, o el grado de tolerancia al estrés ante las frustraciones.
A continuación presentamos un ejemplo sobre la forma de evaluar el nivel de capacidad emocional
basándonos en una escala típica de IE:

Instrucciones: A continuación encontrará algunas afirmaciones sobre sus emociones y sentimientos. Lea
atentamente cada frase y decida la frecuencia con la que Vd. cree que se produce cada una de ellas
marcando con una X en la casilla correspondiente.

1 NUNCA

2  RARAMENTE

3 ALGUNASVECES

4 CON BASTANTE FRECUEN CIA

MUY FRECUENTEMENTE

1. Normalmente conozco mis sentimientos sobre las personas.  1 2 3 4 5
2. Intento tener pensamientos positivos aunque me sienta mal.  1 2 3 4 5
3. Presto mucha atención a cómo me siento. 1 2 3 4 5

Como ya hemos comentado, en este método las personas se valoran a sí mismo en su capacidad
percibida en distintas competencias y destrezas emocionales. Existen varios cuestionarios sobre IE que,
aunque similares en su estructura, cada uno evalúa diferentes componentes de ella. Uno de los primeros
cuestionarios es la Trait-Meta Mood Scale (TMMS). Este cuestionario ha sido uno de los más utilizados en
el ámbito científico y aplicado. La escala proporciona una estimación personal sobre los aspectos reflexivos
de nuestra experiencia emocional. La TMMS contiene tres dimensiones claves de la inteligencia emocional
intrapersonal: Atención a los propios sentimientos (p.e. “Pienso en mi estado de ánimo constantemente”),
Claridad emocional (p.e. “Frecuentemente me equivoco con mis sentimientos”) y Reparación de las propias
emociones (p.e. “Aunque a veces me siento triste, suelo tener una visión optimista”). La versión clásica
contiene 48 ítems aunque hay versiones reducidas de 30 y de 24 ítems (Salovey, Mayer, Goldman, Turvey y
Palfai, 1995, adaptación al castellano por Fernández-Berrocal, Alcaide, Domínguez, Fernández-McNally,
Ramos y Ravira, 1998).

Otro instrumento similar al anterior es la escala de IE de Schutte. Esta medida proporciona una
única puntuación de inteligencia emocional (Schutte, Malouff, Hall, Haggerty, Cooper, Golden y Dornheim,
1998, adaptación al castellano por Chico, 1999). Sin embargo, investigaciones posteriores han encontrado
que esta escala se puede dividir en cuatro subfactores: 1) Percepción emocional (p.e. “Encuentro difícil
entender los mensajes no verbales de otras personas”); 2) Manejo de emociones propias (p.e. “Me motivo a
mi mismo imaginando un buen resultado en las tareas que voy a hacer”); 3) Manejo de las emociones de los
demás (p.e. “Solucionar los problemas de los demás me divierte”) y, por último, 4) Utilización de las
emociones (p.e. “Cuando siento que mis emociones cambian, se me ocurren nuevas ideas”).

Otro de los instrumentos empleados en la investigación es el inventario EQ-i de Bar-On (1997,
adaptado al castellano por MHS, Toronto, Canadá). No obstante, como sus propios autores han afirmado se
trata más bien de un inventario sobre una amplia gama de habilidades emocionales y sociales más que un
instrumento genuino de IE. Esta medida contiene 133 ítems y esta compuesta por cinco factores generales,
que se descomponen en un total de 15 subescalas: 1) inteligencia intrapersonal, evalúa las habilidades de
autoconciencia-emocional, autoestima personal, asertividad, auto-actualización e independencia; 2)
inteligencia interpersonal, que comprende las subescalas de empatía, relaciones interpersonales y
responsabilidad social; 3) adaptación, que incluye las habilidades de solución de problemas, comprobación
de la realidad y flexibilidad; 4) gestión del estrés, compuesta por las subescalas de tolerancia al estrés y
control de impulsos y 5) humor general, integrada por las subescalas de felicidad y optimismo. Además, el
inventario incluye 4 indicadores de validez que miden el grado con que los sujetos responden al azar o
distorsionan sus respuestas y cuyo objetivo es reducir el efecto de deseabilidad social e incrementar la
seguridad de los resultados obtenidos.

MEDIDAS DE EVALUACIÓN DE INTELIGENCIA EMOCIONAL BASADA EN
OBSERVADORES EXTERNOS
Esta segunda forma de evaluar los niveles de la IE parte de un presupuesto básico: si la IE implica
la capacidad para manejar y comprender las emociones de las personas que nos rodean, ¿por qué no
preguntar a las personas más cercanas a nosotros sobre cómo manejamos nuestras emociones en público
y la forma de afrontar los sucesos que nos ocurren en nuestra vida cotidiana? Este procedimiento se
considera un medio eficaz para evaluar la inteligencia emocional interpersonal, es decir, nos indica el nivel
de habilidad emocional percibida por los demás. Comúnmente son llamados instrumentos basados en la
observación externa o evaluación 360º, en ellos se solicita la estimación por parte de los compañeros de
clase o el profesor para que nos den su opinión sobre cómo el alumno es percibido con respecto a su
interacción con el resto de compañeros, su manera de resolver los conflictos en el aula o bien su forma de
afrontar las situaciones de estrés. Esta forma de evaluación es complementaria al primer grupo de medidas
y sirve de información adicional y como medida para evitar posibles sesgos de deseabilidad social. Algunos
cuestionarios, como EQ-i de Bar-On (1997) incluye un instrumento de observación externa complementario
al cuestionario que debe cumplimentar el alumno. En otras ocasiones, se emplean técnicas sociométricas
denominadas “peer nominations” en las que el alumnado y/o profesorado valora al resto de la clase en
diferentes adjetivos emocionales y estilos de comportamiento habituales.
A continuación presentamos un ejemplo sobre la forma de evaluar el nivel de capacidad emocional
interpersonal basándonos en un método de observación externa:
Instrucciones: A continuación te presentamos una serie de afirmaciones que describen formas de ser o
comportamientos generales de las personas. Lea atentamente cada frase y valora a tu compañero
........................ en cada una de ellas.
Indica por favor el grado de acuerdo o desacuerdo con respecto a las mismas usando la siguiente
escala y marcando con una X en la casilla correspondiente.

1. Nada de acuerdo. 2. algo de acuerdo. 3. bastante de acuerdo. 4. muy de acuerdo. 5. totalmente de acuerdo

Como habrá apreciado el lector, este tipo de metodología evalúa aspectos interpersonales y adolece
también de algunas limitaciones. Primero, puesto que es muy difícil estar con una persona las 24 horas del
día, la evaluación del observador depende de la forma de comportarse el individuo en presencia de él y, por
tanto, se trata de una evaluación basada en observaciones de otra persona con sus respectivos sesgos
perceptivos. Segundo, ya que es difícil que un observador esté en todas las situaciones con el alumno y es
sabido que la forma de comportarnos varía en función del contexto, la información que nos proporciona esta
metodología esta restringida a un contexto determinado como es el aula. Tercero, con este procedimiento
es difícil obtener datos sobre las habilidades emocionales intrapersonales tales como la capacidad de
conciencia emocional, atención afectiva o claridad emocional interna. No obstante, esta metodología aporta
nueva información no facilitada por las medidas anteriores. A través de la evaluación por observadores
externos obtenemos información muy valiosa sobre cómo perciben al alumno los demás compañeros a
nivel socio-emocional y es de gran utilidad para evaluar destrezas relacionadas con las habilidades
interpersonales, la falta de autocontrol y los niveles de impulsividad y de manejo emocional en situaciones
de conflicto social como, por ejemplo, una pelea entre dos alumnos.