Educar en emociones

KONSTANZE SCHOEPS

      Nuestro sistema emocional constituye un aspecto fundamental de la naturaleza humana. Las emociones nos informan de aquello que es significativo para nuestro bienestar: la tristeza, que estamos elaborando una pérdida; el enfado, que nos estamos sintiendo atacados, entre otras. Cada emoción va asociada a una tendencia de acción que nos permite responder con rapidez. Nuestro sistema cognitivo, integrado con el emocional, aporta la posibilidad de patrones de acción alternativos, más elaborados racionalmente, para responder y adaptarse a las demandas del medio.

        El estudio de la competencia emocional se centra en el conocimiento y destrezas (competencias), que tiene la persona en sus relaciones interpersonales. Hace referencia a las capacidades que todos/as tenemos de percibir, darnos cuenta, expresar, comprender y regular de forma sana y adaptativa las emociones. Para mantener unas relaciones interpersonales y sociales sanas necesitamos conocer y desarrollar nuestras competencias emocionales, niños/as y adultos. 

      Los resultados de investigación ponen en evidencia la relación que existe entre competencia emocional, competencia social, rendimiento académico y quejas somáticas. Señalando la necesidad de tener en cuenta las emociones en nuestros sistemas educativo, familiar y cultural, introduciendo la educación emocional en nuestros modelos educativos o de intervención.