Las competencias clave

David Manzanares

Las competencias clave

 

La sociedad occidental está en constante cambio. La globalización, las crisis económicas, las nuevas tecnologías, las nuevas exigencias de los mercados... no solo estamos un un mundo globalizado e fluctuante sino que estas variaciones se producen a una velocidad vertiginosa. La cuestión que nos preocupa en esta situación en constante transformación es que ocurre con la educación y de qué forma podemos adaptar la escuela a los tiempos.

 

Parece ser que la respuesta que dan las administraciones a este nuevo “paradigma”, palabra muy al uso, es un enfoque aparentemente diferente en los programas educativos. Se trata “modernizar” la escuela modificando los currículos antes basados en unos contenidos objetivos, llamados asignaturas y que no son más que parcelas del saber heredado durante siglos, y transformalos en una serie de destrezas generales, a mi modo de ver aún no bien definidas, con el objetivo de obtener unos resultados más adecuados con los tiempos.

Parece objetivo el planteamiento de que las nuevas corrientes mundiales exigen nuevos planteamientos educativos. Pero quizás los planteamientos vienen desde el terreno de la política tanto europea como nacional es del todo experimental. Introducir novedades no es en ningún caso negativo. El mundo se mueva hacia delante y es inútil negarlo. Aún así soy de la opinión de que en ningún caso se puede renunciar al saber heredado de siglos ya que este es el tesoro que ha hecho evolucionar a la humanidad. Por tanto propongo una serie de críticas a los nuevos planteamientos actuales por competencias:

  1. Cómo muy bien dice el artículo, la necesidad de “renovar” los currículos viene un un principio del mundo empresarial y por lo tanto de las necesidades económicas y de los mercados. Esto puede parecer correcto sobretodo en la formación profesional, pero puede transformarse en una injerencia de ciertos intereses de los grupos económicos de poder para manipular las clases más desfavorecidas. Un niño debe crecer en equilibrio y cultivando su ser, en ningún caso debe ser conducido por los intereses mercantiles. Otra cosa es que ya a una edad apropiada se oriente con lucidez a los alumnos para conseguir una buena formación laboral.

  2. Si bien es cierto según mi opinión que es necesario una adaptación de la escuela a los nuevos tiempos, las propuestas actuales en “competencias” no están bien definidas, creando confusión y desaliento. Cito un fragmento del artículo: Las competencias pueden ser (Tardif, 2008):… un saber actuar complejo que se apoya sobre la movilización y la utilización eficaz de una variedad de recursos. En este sentido, una competencia está lejos de un objetivo y ella no es sinónimo de saberhacer o de un conocimiento procedural. Este fragmento se usa un lenguaje ambiguo y poco tangible que no ayuda, siempre bajo mi punto de vista, a orientar a la comunidad educativa. Por otra parte cuando se listan las diferente competencias se habla de destrezas lingüísticas, matemáticas, científicas... que ya están en las diferentes asignaturas tradicionales.

  3. Parece bastante sorprendente que el aprendizaje por competencias que está en una fase experimental se le atribuyan unas bondades que aún no están contrastadas.

     

Como conclusión quisiera decir que ciertamente el mundo en el que vivimos exige nuevos planteamientos en la escuela, pero exige a su vez suma prudencia. Convertir la escuela en un campo radical de experimentación me parece bastante peligroso. La necesidad de aprender los saberes básicos es irrenunciable.