Las Competencias Clave: Reflexión

Las competencias clave y la política educativa de la Unión Europea

El artículo de Manso y Valle nos presenta con orden y claridad el contexto en el que han surgido las últimas reformas en política educativa supranacional de las que han derivado los conceptos de aprendizaje permanente y aprendizaje por competencias.

Resulta curioso que esta profunda reflexión y las consiguientes reformas educativas nacionales hayan surgido en el ámbito empresarial y como consecuencia de una preocupación política por la empleabilidad y el desarrollo económico con un objetivo claro: “llegar a ser la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo”.

Este asunto sería objeto ya de una profunda reflexión y debate en el ámbito educativo pues parece desbaratar la idea, tal vez obsoleta o excesivamente romántica, de que el sentido de la educación es formar ciudadanos libres, autónomos, críticos, creativos, cultos, sensibles, solidarios, felices… y no tanto obreros eficaces, como parecen insinuar algunas expresiones de los documentos europeos citados en el artículo (y que también podemos encontrar en el preámbulo de la LOMCE).

Independientemente de lo discutibles que puedan ser los orígenes de ese debate y de estos nuevos conceptos educativos, efectivamente, era necesario un cambio que adaptase los sistemas de enseñanza al contexto social del siglo XXI. Cambios que, como comentan los autores del artículo, deberían suponer un “cambio integral en la concepción didáctica del currículo y en el diseño de las metodologías  empleadas para su desarrollo”. Y digo deberían porque, en primer lugar, ¿se ha formado previamente a los docentes para afrontar este reto?, y en segundo lugar, ¿están realmente convencidas las administraciones de liderar ese cambio o simplemente se han limitado a adoptar una terminología nueva, para cumplir con esas recomendaciones supranacionales impuestas, bajo la cual subyacen los contenidos, los métodos y las formas de evaluar tradicionales?

Es muy fácil comprobarlo.

En cuanto a la primera pregunta, es evidente que no. No se nos ha preparado en los conceptos teóricos y mucho menos en su aplicación práctica en el aula. Sólo los docentes más curiosos o inquietos y siempre de un modo voluntario, han sido capaces de conformar esa avanzadilla metodológica.

En cuanto a la segunda, la respuesta vuelve a ser negativa. Nuestra comunidad autónoma (como todas las demás, supongo) cuenta con una plataforma de gestión en la que los docentes introducimos el expediente académico de nuestros alumnos. Intentemos evaluar por competencias si es que podemos y sabemos. Tal vez en nuestro portfolio de aula podamos llevar un registro pormenorizado de estándares, criterios de evaluación, conocimientos, habilidades, actitudes… Pero intentemos plasmarlo en las cualificaciones de nuestros educandos. Es imposible. Sólo hay cabida para cualificaciones numéricas por áreas o materias y un apartado anexo para comentar la adquisición de las competencias básicas, ¡todas ellas!, con un límite de 150 caracteres.

Efectivamente, como docente, la lectura de este artículo me ha aclarado el concepto de aprendizaje por competencias clave, el de la necesidad de un aprendizaje dinámico y permanente, que dura toda la vida, y también las tres dimensiones de cada una de las competencias clave (cognitiva, instrumental y actitudinal) pero lo que creo que todos los docentes preocupados por evolucionar y por adaptarnos a ese nuevo modo de enseñar y aprender necesitamos conocer, es el modo de llevar a nuestra labor diaria esa transformación, su aplicación práctica en las aulas.

Hay mucho trabajo por hacer.