REFLEXIÓN SOBRE LAS COMPETENCIAS CLAVE

Cristina Pena
Área de conocimiento
Contexto educativo
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En mi opinión, y en total acuerdo con el autor del texto, el desarrollo adecuado de la política de las competencias clave exige comenzar replanteando la formación inicial y permanente del profesorado, ayudando a los docentes en la tarea de implementar la innovación educativa que supone trabajar por competencias. Sobre todo, en lo relacionado con su aplicación práctica a las aulas y al aprendizaje de los alumnos.

Y es que para mí un aspecto clave en torno a todo este cambio educativo y el que me plantea, a priori, un mayor grado de dificultad es el de la evaluación: cuestionarnos cómo evaluamos, cambiar los objetivos de la evaluación, fomentar una evaluación formativa, experimentar con nuevas maneras de evaluar, …. Pienso que, en cierta manera, hemos confundido el acto de aprender con el de aprobar exámenes.

Mi poca experiencia como docente hace que, con el actual planteamiento educativo, equipare la evaluación al acto de calificar. En mi caso, el tener que valorar las dimensiones cognitiva, instrumental y actitudinal para conocer el grado de dominio que mis alumnos han adquirido de una competencia, introducirá bastantes dificultades.

Parece que la historia reciente de nuestra educación es la historia de soluciones con las que nunca terminamos de estar satisfechos, con continuos cambios de legislación que parece que siempre fracasan. Pero al margen de teorías políticas, lo que considero realmente importante es el ser capaz de trabajar un aprendizaje más profundo con mis alumnos, que desarrolle su pensamiento crítico, su comunicación y el aprender a aprender y creo que este nuevo diseño basado en competencias supone todo un reto pero a la vez una gran oportunidad. Como nos dice el autor del texto, ayudar a mis alumnos a que aprendan a vivir en el siglo XXI.

Evidentemente este nuevo enfoque afectaría y modificaría el trabajo en el aula con mis alumnos. Pienso que, en ocasiones, se enfrentan a un aprendizaje abstracto, fuera de contexto, y como docente me siento como un mero transmisor de conocimientos. Creo que este nuevo enfoque metodológico me permitiría diseñar un aprendizaje situado en un contexto determinado ante unas tareas concretas, y no solo memorístico, sino significativo y más funcional y cooperativo. Me refiero a que no solo trataré de buscar, por ejemplo, que mis alumnos sepan resolver una ecuación de segundo grado, sino que además entiendan qué es lo que representa, para que así sean capaces de utilizar este conocimiento en situaciones en las que podría serles muy valioso. Y esta forma de enseñar, con actividades tan alejadas de las tradicionales, comporta para mí como docente una enorme dificultad.

Y es que entiendo que estos cambios no nos vendrán dados desde arriba, sino que serán el resultado del impulso individual y colectivo de los docentes y de los centros, entendidos como proyectos educativos. En este sentido me siento totalmente responsable y comprometida con este nuevo enfoque. Pienso que no va a ser fácil: miedo al cambio por parte de los profesores, resistencia al cambio por parte de los alumnos, cuestionamiento del cambio por parte de las familias,… pero que en la sociedad actual se hace totalmente necesario.