Parece un concepto muy fuerte y creo que en realidad lo es. La exclusión financiera hace que las personas, que tenemos que vivir en el mundo actual (y sobre todo en el futuro no muy lejano), nos veamos en la obligación (si, en la obligación) de tener unos conocimentos financieros mínimos. Estos no deben ser de grandes fórmulas de matemática financiera y complejos razonamientos económicos sino de conceptos para el día a día: préstamo, euribor, subrogación, inflación, etc. Además también tendremos que saber trabajar con el dinero virtual: tarjetas de débito, crédito y monedero electrónico, compras online, paypal, etc.

Si no formamos a los alumnos y alumnas actuales, tendrán que hacerlo por su cuenta y tendrán que afrontar la adquisición de esos conocimientos de forma autónoma. Esto creo que  supone en la mayoría de los casos que practicarán el método de la prueba y error. ¡Y todos sabemos que puede ocurrir con dichas pruebas!