¡Si aciertas, te subo un punto!

José González

¿Soy justo corrigiendo? Más que la opinión personal de cada uno, que obviamente es subjetiva, es mejor plantearnos como nos perciben nuestros alumnos en ese campo, cuantas reclamaciones se producen y la evaluación que en algunos centros hacen los alumnos sobre sus profesores. Otras técnicas son:

¡El examen es tuyo! Devolución de las pruebas al día siguiente y corrección colectiva, analizando y aclarando dudas antes de "protestar". Se minimiza muchísimo el nivel de quejas (prácticamente inexistente). Las pruebas se las quedan los alumnos y en el caso de los de la ESO deban traerlas firmadas por sus padres (no como recurso de presión sino para que sepan que estamos haciendo en el aula)

¿Me he pasado?: Revisar el grado de acierto en las respuestas de un pequeño grupo de alumnos avanzados para detectar el nivel de la prueba, especialmente cuando es más novedosa. En función de ese análisis a veces cambio el criterio de puntuación de la prueba.

Evaluación por pares: se intercambian las pruebas de dos en dos y cada alumno evalúa el de otro compañero (yo voy resolviendo las dudas y analizando con toda la clase las soluciones). Suelen ser muy estrictos y rígidos con sus compañeros, por lo que después hay revisión por parte del profesor. La actividad es muy motivadora.

¡Si aciertas, te subo un punto!. Esta es una de mis favoritas. Se corrige la prueba rápido, se pone una calificación numérica y antes de devolvérselas, se corrige en grupo. Se les pide que se autoevaluen de tal forma que si aciertan con un margen de error  de +- 0,5 puntos, le regalas 1 punto extra. Es muy interesante hacer notar que ponen mucho interés y afinan mucho, no suelen equivocarse. Eso implica una buena corrección.

En las pruebas finales sí que el departamento establece unos criterios mínimos, pero en general no. Respecto a los otros procedimientos con los que intento lograr una corrección más justa se encuentran los siguientes: