Hoy en día vivimos una realidad educativa que se acerca a los estándares de aprendizaje de siempre. Centros de aprendizaje y vida real se muestran separados uno del otro sin una unión posible. Por lo tanto esa idea de que nos estábamos acercando a una escuela futura no es nada cierta y sigue algo estancada en la escuela de hace más de 50 años con pequeñas pinceladas de modernismo que no intentan abordar la verdadera remodelación del sistema. Desde luego, la escuela enseñaba mucho más por competencias cuando pretendía que el estudiante aprendiese a sumar, restar, multiplicar y leer con la suficiente soltura como para volar en la vida futura; pero, claro, se trata de otro siglo y ese futuro ya es pasado. Las competencias básicas surgieron con la idea de crear y fomentar en el alumno esas cualidades necesarias para el mundo laboral que hoy en día nos rodea. No se trata de algo aislado y con el único fin de aplicar nuevas destrezas educativas, las competencias surgen como punto de unión de la escuela y el mundo laboral. Acercar estas ideas a la escuela supone romper los tradicionales paradigmas centrados únicamente en contenidos para comprender cómo funciona el mundo real que no es de otra manera que con pequeños proyectos que nos exigen poner en marcha nuestras habilidades todas juntas en funcionamiento. En otras palabras, sumar los conocimientos y saberes que hemos aprendido con las herramientas adquiridas a lo largo del aprendizaje siempre con unos valores asociados en ir más allá de la propia creación última. Enseñar a un alumno en la asignatura de música a comprender lo que escucha, desarrollar sus habilidades artísticas y respetar las representaciones musicales, le permitirá ampliar su horizonte y aplicar dichas habilidades en sus actividades diarias, consiguiendo un verdadero aprendizaje significativo. Por lo tanto necesitamos proporcionarles las herramientas para construir esa realidad y, puesto que la escuela se abandona tarde o temprano, deben saber llegar al conocimiento por sí mismos. Hoy en día los contenidos se encuentran sumergidos en una enorme base de datos (google) y no es necesario un mayor grado de adquisición conceptual por parte del alumno. A partir de ahora necesitamos que nuestros alumnos sean mayormente más críticos y con la capacidad suficiente para seleccionar la información más adecuada. Las competencias deben ser esos pilares que ayuden a nuestros alumnos a realizar todas estas maniobras adecuadamente. En cursos como segundo y tercero de educación secundaria es necesario desarrollar a fondo esas competencias básicas, en concreto la de aprender a aprender y las relacionadas con el respeto hacia las representaciones culturales propias y ajenas. Los alumnos necesitan trabajar en grupo y respetar los diferentes puntos de opinión y ser capaces de salir adelante. A nivel conceptual necesitan de los contenidos básicos, pero son ellos quienes los encuentran y los tratan de comprender para que la resolución del problema, la reflexión o el producto final resulten valederos. Es verdad que la realización en clase de un trabajo tan lúdico como la interpretación grupal musical, desarrolla en el alumno una serie de destrezas necesarias en otras facetas. La fase en la que el alumno descodifica el mensaje de la partitura, el proceso por el que alumno busca como interpretar esa melodía (aprender a aprender), la motivación que presenta el alumno hacia las diferentes melodías existentes y el trabajo en grupo son solamente algunos ejemplos de procesos en los cuales el alumno desarrolla diferentes competencias en mayor o menor medida. Hoy en día muchos educadores nos planteamos el rumbo hacia donde se dirige la escuela. ¿La escuela tiene que ser la generadora de personas que encajen en nuestro actual sistema laboral? ¿El sistema que nos invade y el contexto económico influyen directamente en el modelo de aprendizaje? Son cuestiones sobre las que deberíamos reflexionar ya que en todo caso, la escuela debería ser ese lugar donde el alumno tuviese la oportunidad de generar cambios de todo lo que ocurre a su alrededor y crear un mundo laboral que aborde todas sus inquietudes.