Reflexiones en torno a las competencias clave

Josué Bernal
Knowledge area
676 Visits

El término competencias clave ha suscitado diversidad de opiniones desde su surgimiento. Ante quiénes son firmes defensores de éste paradigma surgen quiénes piensan que al fin y al cabo es más de lo mismo, o que no es más que un intento del sector económico y empresarial en invadir el espacio educativo y preparar a los estudiantes únicamente para su inserción en el mundo laboral.

 

También existe una desconfianza proverbial entre docentes y legisladores. La legislación siempre va por detrás, cuando no hace intentos de cambiar lo que funciona de manera anárquica y sin sentido, según la corriente del partido de turno en el gobierno. En el caso de las competencias clave no iba a ser menos. Mientras que la normativa actual prácticamente empuja u obliga al docente a utilizar este paradigma no lo dota ni de herramientas ni del conocimiento necesario para ello. No da instrucciones claras, unívocas, y que hagan más fácil el cambio de paradigma de los docentes. Tampoco los portales educativos como el Séneca en Andalucía están preparados para la evaluación por competencias. ¿Qué sentido tiene el trabajar por competencias si finalmente lo que te pide el sistema es una nota de 1 a 10 en cada asignatura?

 

La legislación y la práctica docente presentan lagunas, contradicciones con las que se hace verdaderamente meritorio el trabajo por competencias. Donde estas alcanzan su máximo desarrollo es en el trabajo por proyectos, pero ni la organización encorsetada de nuestros centros por una burocracia anquilosada en el pasado ni muchos docentes que se encuentran remisos al cambio, acomodados a un sistema en el que llevan trabajando mucho tiempo ayudan para que este cambio de paradigma tenga un efecto real en las aulas.

 

Un ejemplo de la “incompetencia” si se me permite el juego de palabras de nuestros legisladores fue la LOE. Se cambia el término clave por básica e incluso se cambian las ocho competencias básicas, demostrando que ni ellos mismos tenían claro el concepto, produciéndose una disfuncionalidad conceptual. En el artículo se muestran más ejemplos de esta serie de errores...

 

Para más inri, la nueva ley, la LOMCE, apenas aporta cambios significativos. Aunque en el artículo menciona que sigue sin adoptarse el término clave y en su lugar se utiliza el término básica debe de ser por qué al momento de escribir el artículo aún no era definitivo el texto de esta ley, ya que en ésta creo que ya si adopta el termino clave. Finalmente, al igual que se hace en el artículo no puedo hacer más que apoyar lo que los autores Bolívar, Gimeno Sacristán o Tiana dicen que el desarrollo adecuado de la política de las competencias clave exige comenzar replanteando la formación inicial y permanente del profesorado y hacer una apuesta política compartida con el conjunto de la comunidad educativa. No se puede legislar dándole la espalda a los docentes, o no dotándolos del conocimiento necesario para abordar lo que supone un cambio tan importante. La formación inicial de los docentes también deja mucho que desear y debería tener un lugar predominante para poder abordar con éxito esta tarea.