Adolescentes e ingles ESLC

cristina Contreras
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Adolescentes e inglés: una relectura del ESLC

El análisis, titulado Excuse me, do you speak English?, sigue la metodología empleada por Woesmann en 2005 en base al informe Timss para llegar a la conclusión de que las clases más grandes rinden mejor, de media (una tesis, por otra parte, del gusto del Ministerio, que siempre ha insistido en que nuestra ratio es baja en comparación con la OCDE y no influye negativamente en la calidad de la educación). El que exista una regulación que limite el número de alumnos por aula, que por llegar un alumno más a un grupo de 25 se tenga que dividir en dos grupos de 13, no tendría demasiado sentido para Núñez. El máximo en Europa está entre 24 y 30 alumnos, dependiendo de los países, pero según ella esta cifra se podría estirar hasta los 33 o incluso 35 (teniendo en cuenta que el impacto de un estudiante extra sería mayor en clases pequeñas).

La autora matiza que el rendimiento mejora en lectura y escritura, las diferencias no son significativas en escucha, y que en aquella edición el ESLC no midió la expresión oral. Por ello, deduce que los buenos resultados se deben a que el profesor, ante un grupo grande, debe priorizar la gramática, el vocabulario y los ejercicios, y dejar en un segundo lugar la conversación. “Quizá la política más adecuada [para un segundo idioma] sea distinguir, por un lado, clases teóricas y, por otro, clases prácticas; y establecer un tamaño distinto en unas y otras, mediante desdobles en estas últimas”, apunta.

Al tiempo, reconoce que el gasto en Educación Secundaria tiene un impacto positivo, y que el hecho de que los estudiantes deban pasar una reválida para titular influye negativamente, quizá por el teaching to the test, la inercia de los profesores a prepararles para ese tipo de prueba, descuidando competenciasque no evalúa.