Ideas Clave Unidad 6 Curso #eduPLEmooc
El Aprendizaje Permanente es una de las prioridades de los gobiernos, con la mirada puesta tanto en la mejora de la competitividad de sus mercados laborales, como en el ámbito de la cohesión social y de la ciudadanía activa en la Sociedad de la Información y el Conocimiento, de manera que las políticas en favor del aprendizaje permanente buscan favorecer tanto el crecimiento personal como colectivo.
El Parlamento Europeo estableció en 2006 el Lifelong Learning Program a partir de un modelo compartido mundialmente basado en ocho competencias clave:
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La comunicación en la lengua materna
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La comunicación en lenguas extranjeras
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La competencia matemática y las competencias básicas en ciencia y tecnología
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La competencia digital
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Aprender a aprender
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Las competencias sociales y cívicas
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El sentido de la iniciativa y el espíritu de empresa
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La conciencia y la expresión culturales
Cada una de estas competencias son una combinación de conocimientos, habilidades y actitudes que capacitan al individuo para desarrollar tareas específicas y afrontar problemas. De este modelo de competencias emanan los modelos de competencias básicas sobre los que trabajamos en enseñanzas básicas y medias.
Los modelos de formación basados en competencias implican una nueva forma de entender el sentido de los aprendizajes, cómo aplicar el conocimiento y qué significa evaluar el aprendizaje. Ya hemos comentado que dos de las competencias clave para el aprendizaje permanente juegan un papel clave a la hora de acercarnos al concepto de Entorno Personal de Aprendizaje: la competencia aprender a aprender y la competencia digital.
Por lo que respecta a la competencia ‘aprender a aprender’, se describe en el anexo a la Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de diciembre de 2006 sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente (DOUE L 394 de 30 de diciembre de 2006) de la siguiente forma:
“La habilidad para iniciar el aprendizaje y persistir en él, para organizar su propio aprendizaje y gestionar el tiempo y la información eficazmente, ya sea individualmente o en grupos. Esta competencia conlleva ser consciente del propio proceso de aprendizaje y de las necesidades de aprendizaje de cada estudiante, determinar las oportunidades disponibles y ser capaz de superar los obstáculos con el fin de culminar el aprendizaje con éxito. Dicha competencia significa adquirir, procesar y asimilar nuevos conocimientos y capacidades, así como buscar orientaciones y hacer uso de ellas. El hecho de “aprender a aprender” hace que los alumnos y alumnas se apoyen en experiencias vitales y de aprendizaje anteriores con el fin de utilizar y aplicar los nuevos conocimientos y capacidades en muy diversos contextos, como los de la vida privada y profesional y la educación y formación. La motivación y la confianza son cruciales para la adquisición de esta competencia”
El desarrollo de esta competencia en el ámbito escolar apela a modelos didácticos centrados en el aprendiz, en sus necesidades y motivaciones, aspectos ajenos a muchos de los diseños instruccionales y metodológicos del modelo educativo que hemos heredado.
Desde el punto de vista de nuestro propio desarrollo profesional, la necesidad ya evidenciada de estar en continuo proceso de aprendizaje pone en valor el concepto de Entorno Personal de Aprendizaje.
APRENDIZAJES EMERGENTES
La primera década del siglo XXI ha estado marcada por la revisión de teorías y corrientes pedagógicas que nacieron durante los siglos pasados: desde el cognitivismo y el conductismo hasta el constructivismo, con todas sus variantes epistemológicas, entendiendo que cada una de estas teorías son hijas de su tiempo, no sólo de un contexto científico sino también de un contexto social y cultural.
En nuestro actual contexto no podemos obviar el papel que ha jugado la neurobiología y el estudio de las redes neuronales a la hora de comprender mejor cómo se construye el conocimiento, así como el impacto que la Teoría de Grafos ha tenido en el análisis de las redes.
Junto a estos avances científicos, las corrientes educativas más transgresoras, como la pedagogía liberadora de Paulo Freire o las propuestas vinculadas a la des-institucionalización de la educación de Ivan Illich y Paul Goodman, nos invitan a reflexionar sobre ideas emergentes como educación expandida, aprendizaje invisible, edupunk,...
Estos nuevos paradigmas educativos, que se desarrollan en paralelo y de la mano de los desarrollos tecnológicos, comparten, además de la presencia de las tecnologías, puntos de vista en común en referencia al aprendizaje durante toda la vida, la necesidad de ‘aprender a desaprender’, la necesidad de desarrollar competencias básicas para el auto-aprendizaje o la puesta en valor de los aprendizajes informales frente a los aprendizajes formal y no formal, y apuntan a un necesario cambio de modelo educativo del que, ciertamente, se viene hablando desde hace, al menos, cuatro décadas.
Pero es ahora, en la segunda década del Siglo XXI, cuando las tecnologías han madurado lo suficiente para ofrecernos la oportunidad de acelerar ese cambio y construir un modelo de educación acorde a nuestra nueva realidad.
Esta madurez tecnológica, especialmente en las llamadas tecnologías sociales, han trasladado el foco de los modelos centrados en la interacción entre el aprendiz y la tecnología a los modelos donde los aprendices interaccionan entre sí, en espacios no jerárquicos, con la tecnologías como soporte de esta interacción, y nos han ayudado a confirmar que el aprendizaje es una actividad social.
En este contexto tecnológico que las instituciones educativas han decidido ignorar [se siguen prohibiendo los móviles en el aula o se capa el acceso a redes sociales] están emergiendo nuevas formas de auto-organizar los procesos de aprendizaje, en la frontera del aprendizaje informal, del DIY Learning, a través de comunidades de práctica o comunidades virtuales de aprendizaje que han puesto en jaque a los grandes programas de formación corporativa.
Estos aprendizajes emergentes, a los que Jay Cross se refería en 2004, no solamente fuerzan a las organizaciones educativas a reinvertarse, sino que además cuestionan el rol del docente, pasando de ser el recipiente y garante del conocimiento, a convertirse en un hombre orquesta dentro de su aula: content curator, community manager, DJ,…
Algunos docentes han entendido que la clave para esta gestión del cambio es adoptar el rol de aprendices permanentes, conocer las claves de aprendizaje que mueven sus PLE, y trabajar en la construcción del PLE de su alumnado.
Para el profesorado trabajar el concepto de PLE supone asumir el reto de hacer pedagogías invisibles, es decir revisar las trampas de los aprendizajes explícitos para visibilizar los aprendizajes invisibles o informales, y nuevamente situar al alumnado en el centro del proceso de enseñanza y aprendizaje.
CONECTIVISMO
Desde el punto de vista epistemológico, hay una nueva corriente de pensamiento llamada Conectivismo que intenta explicar qué es el Conocimiento en la la Sociedad Conectada y cómo se desarrollan los procesos de aprendizaje en contextos digitales.
Entre los principales impulsores de este nuevo conjunto de ideas encontramos a los profesores e investigadores canadienses George Siemens y Stephen Downes.
El primero, en el artículo Age of External Knowledge, manifestaba lo siguiente: "Conocer significa estar posicionado en una red de tal forma que se tenga fácil acceso a aquello que necesitemos en diferentes contextos".
Por su parte, Downes indica en Sustainability and MOOCs in Historical Perspective que "el conocimiento es un estado de la red, y que el aprendizaje es la creación de una red".
Conocimiento, aprendizaje y redes están, por tanto, estrechamente ligadas según este nuevo paradigma educativo para el siglo XXI.


