Debate: reflexión sobre el uso de rúbricas.
Desde hace ya un cierto tiempo, las nuevas propuestas metodológicas en el proceso de enseñanza-aprendizaje vienen acompañadas de alternativas procedimentales para la fase evaluativa de dicho proceso. La evaluación es un aspecto que siempre ha ocupado mucho al docente: qué evalúo, cómo lo evalúo y cómo lo argumento o justifico al alumnado.
Si hasta ahora, la práctica habitual era delegar esta función de manera exclusiva al profesorado, y parecía lo más lógico y normal, estamos descubriendo que una actitud de autocrítica o de autoevaluación y de coevaluación, evaluación entre pares, por parte del alumnado, también es para el docente una fuente importante de recolección de evidencias del proceso de aprendizaje.
En el alumnado, la autoevaluación y la coevaluación contribuyen al desarrollo del pensamiento reflexivo y fomentan la responsabilidad en todas las fases del proceso de aprendizaje, no solo en el período que abarca la realización de la tarea, sino también en la fase final de valoración de lo realizado. El alumnado se enfrenta a lo que ha hecho; se le han proporcionado criterios para que lo valore; valora lo que han hecho los demás y puede comparar.
A lo largo del presente curso, yo he aprendido no solo lo que sus diseñadores y tutores han programado en las distintas unidades, sino también lo que han realizado y aportado los demás compañeros. Ver lo que han hecho los demás me ha reportado más información y más criterios para valorar lo que yo he hecho. Por tanto, de la misma manera, el alumnado tendrá esta experiencia formativa interna similar cuando se enfrenta a la observación y valoración de lo que ha hecho el de al lado.
En este sentido las rúbricas parecen un muy buen instrumento para evaluar las tareas, por parte del profesorado, y para autoevaluar y coevaluar, por parte del alumnado. La realización de una tarea es algo complejo; no es un mero ejercicio mecánico de respuesta cerrada, por tanto su evaluación implica muchos aspectos a tener en cuenta y las rúbricas se presentan como un buen instrumento al que recurrir.
Para el profesorado, las rúbricas ayudan a clarificar y objetivizar los aspectos a evaluar en el desarrollo de una tarea, por tanto la calificación final podrá ser más justa y, desde luego, más argumentada.
Para el alumnado, la rúbrica puede convertirse en su aliado, en su guía para alcanzar los objetivos propuestos por el docente, si la posee desde el principio. No cabe confusión. Si el alumnado ve claro las dimensiones a evaluar y sus distintos niveles de desemnpeño, sabrá en todo momento en qué nivel de calidad de la ejecución de la tarea se encuentra.
También puede ofrecerse únicamente al final del proceso de realización de una tarea, pero creo que se le saca el máximo provecho si se da a conocer desde el principio.
Lo negativo en la evaluación entre pares es únicamente la inexperiencia en hacerlo o el no tomarlo realmente en serio por parte del alumnado. Desde luego, para una correcta práctica autoevaluativa o coevaluativa el alumnado debe ser entrenado: debe entender la finalidad de la propuesta, se le tiene que explicar lo valioso que es para el profesor su opinión, debe tomarlo en serio de manera que se olvide de posibles presiones de amigos, líderes del grupo...
La evaluación entre pares de este MOOC ha sido mi primera experiencia en coevaluación en un curso de formación; al principio me sorprendió, pero enseguida entendí la idea y me ha parecido muy adecuado y productivo. Tal vez un foro podría contribuir a un mayor flujo de intercambio de opiniones, aunque no estoy segura. La existencia de las redes sociales ya hacen ese papel y la duplicidad de espacios comunes de intercambio puede resultar innecesario.


