A menudo, sentimos sorpresa, incluso frustración, cuando nuestros esfuerzos para adaptar e incentivar, reforzar, las altas capacidades no arrojan los resultados que esperábamos; también sentimos una profunda soledad, incluso incomprensión, ante los retos a los que nos enfrentamos: a veces, esos retos ponen una barrera de comunicación entre la familia y la escuela que es difícil romper. ¿Qué podemos hacer?