Tras la lectura del artículo “Competencias clave como tendencia de la política educativa supranacional de la Unión Europea” de Javier Valle y Jesús Manso. Me lleva a la siguiente reflexión:

 Las competencias clave propuestas por la Unión Europea suponen una de las políticas educativas más importantes que se derivan del trabajo realizado  tras la valoración de los  informes de la Prueba PISA y del proyecto DeSeCo. Se trata  de una medida con  repercusiones reales en las políticas nacionales de los Estados miembros. Este nuevo enfoque educativo    pretende responder de forma más adecuada a los retos propios de la sociedad contemporánea. El aprendizaje por competencias es un nuevo “paradigma educativo” que surge para dar respuesta a las nuevas demandas educativas de la propia sociedad contemporánea que se caracterizan por los fenómenos de:  la globalización, el multiculturalismo, las tecnologías de la comunicación, la explosión de información, la búsqueda de la eficiencia, la aspiración a la calidad, el desafío de la equidad…

En este artículo se defiende la necesidad de no perder más oportunidades para adecuar de forma real nuestro sistema educativo al aprendizaje por competencias y, en especial, a la adquisición de las competencias clave por parte de todos los ciudadanos de la Unión Europea al término de su educación obligatoria.

 Con el aprendizaje basado en competencias y las propias competencias clave se pretende dar un nuevo enfoque a la sociedad actual donde un planteamiento del aprendizaje permanente será una de las primeras tareas que los distintos estados miembros deberán  promover en sus políticas educativas.  Existe la idea generalizada  en el ámbito educativo de que: “este planteamiento no introduce grandes novedades” y que puede considerarse “el mismo perro con distinto collar”.

Este aprendizaje por competencias no debe de quedar como un mero cambio terminológico, sino que debe suponer un cambio en  las prácticas docentes y la gestión educativa a nivel de todas las instituciones implicadas. En este sentido hay que tener muy en cuenta que:

• No es posible poner en marcha una iniciativa si esta se reduce a la regulación oficial.
• Si no  se incluye un plan de desarrollo práctico que atienda a los elementos esenciales y a los tiempos necesarios para su adecuado funcionamiento.
• Si no se cuenta con un seguimiento de su implantación y desarrollo para evaluarla y proponer cambios para su mejora.

La competencia, se debe entender como un desempeño,  una aplicación práctica de lo que se sabe. En la Unión Europea se presentan ocho Competencias Clave:

•  Comunicación en lengua materna.
• Comunicación en lengua extranjera.
• Competencia matemática, científica y técnica.
• Competencia digital.
• Aprender a aprender.
• Competencia cívica y social
• Sentido emprendedor e iniciativa.
• Sentido y expresión cultural.

Cada una de estas competencias integran tres dimensiones: cognitiva, instrumental y actitudinal.   Y por tanto supondrán tres áreas de realización para los educandos: personal, social y  profesional. Adquiridas en su conjunto, se consideran necesarias para la formación de cualquier ciudadano  de la sociedad del Siglo XXI.

Para incorporar el aprendizaje por competencias a mi práctica en el aula, necesito una formación básica, que me aporte la seguridad necesaria para conseguir que este reto educativo no se quede en un mero cambio léxico. Y como  señalan Bolivar, Gimeno Sacristán  o Tiana  “el desarrollo adecuado de la política de las competencias clave exige comenzar replanteando la formación inicial y permanente del profesorado y hacer una apuesta política compartida con el conjunto de la comunidad educativa”.