Aprendizaje Cooperativo en Primaria

javier arias
Àrea de coneixement
Context educatiu
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En el colegio Ventura Rodríguez de Ciempozuelos hemos puesto en práctica una experiencia de aprendizaje cooperativo en los últimos cursos de Educación Primaria. .  Las conclusiones son contundentes: el aprendizaje cooperativo promueve la mejora del rendimiento de todos y cada uno de los alumnos  con la ventaja añadida de producir  excelentes resultados en cuanto a la adquisición de las competencias básicas y el desarrollo de habilidades sociales

Tras más de 25 años en Educación Primaria, llevamos a nuestras espaldas una amplia experiencia en trabajos colaborativos tanto entre escuelas de nuestro país como con otras escuelas europeas (programa eTwinning) en la que obtuvimos varios reconocimientos como Sellos de Calidad Nacional o el Premio Europeo eTwinning 2014;  fuimos  finalistas al premio Acción Magistral y recibimos el Sello de Buenas Prácticas Iberoamericanas. Hemos puesto en práctica  experiencias metodológicas como los  agrupamientos flexibles, el aprendizaje basado en proyectos y otras medidas de atención a la diversidad,  incorporando las TIC como aliado ineludible para eliminar el uso de los libros de texto y elaborar nuestro propio material más ajustado a las necesidades reales de nuestros alumnos.

A pesar de todas estas iniciativas, nos propusimos seguir buscando una alternativa metodológica eficaz para dar una mejor respuesta a la diversidad que encontramos en el aula y que sirviera al mismo tiempo para trabajar por proyectos y potenciar la adquisición de todas las  competencias básicas. Y esa estrategia de enseñanza eficaz ha sido el aprendizaje cooperativo.

El aprendizaje cooperativo es, en palabras de Johnson,  el empleo didáctico de grupos reducidos en los que los alumnos trabajan juntos para maximizar su propio aprendizaje y el de sus compañeros. No solo aprenden las materias escolares sino que aprenden las prácticas interpersonales necesarias para funcionar como grupo.  No se trata de los típicos “trabajos en grupo o en equipo”, ya que no basta con que los alumnos estén sentados juntos ni realizar trabajos a partir de la suma de las partes que aporta cada uno. Los equipos de trabajo cooperativo  ayudan a desarrollar valores como la empatía, la ayuda mutua, la participación, la asunción de responsabilidades (competencia social y ciudadana), favorece la metacognición, la conciencia sobre los propios errores y la autorregulación del aprendizaje (competencia en autonomía y en aprender a aprender) y además desarrolla las habilidades y destrezas comunicativas, tanto orales como escritas (competencia en comunicación lingüística), con lo que todo ello colabora a aprender mejor los contenidos del área y dar una mejor respuesta a la diversidad del aula.  Hablamos de “equipos de trabajo”, de otro tipo de aprendizaje que requiere algunas normas:

  • Interdependencia positiva: ninguno conseguirá sus objetivos si no lo hacen todos y cada uno de los miembros del grupo. La meta es colectiva y para ello cada uno (con ayuda de los demás) deben alcanzar necesariamente las metas individuales.
  • Responsabilidad individual
  • La interacción
  • Habilidades interpersonales y grupales
  • Evaluación grupal

 

El primer paso, durante el curso 2013-14, fue “entrenar” a los alumnos en técnicas cooperativas, plantearles pequeñas tareas de cooperación para lograr la cohesión del grupo y que tuvieran ciertas experiencias en esta nueva forma de aprender, basada en la interacción y la participación activa. El objetivo fue que se conocieran y se relacionaran entre ellos; crear una disposición positiva hacia el trabajo en equipo; que participaran en la toma de decisiones y se ayudaran a la hora de realizar las tareas preocupándose no solo de su aprendizaje sino del progreso de todos los compañeros/as. Debían percibir claramente las ventajas de trabajar de esta forma. A  cooperar también se aprende y solo se aprende cooperando.

Ante una escuela individualista o competitiva, creemos en una escuela integradora e inclusiva.  No creo en una escuela donde para ser el primer de la clase, sea a costa de que exista el último de la clase; o una escuela donde para ser el mejor, haya que serlo a costa de que exista  “el peor de la clase”.  Una escuela donde estar sentado, callado y quieto se considere la mejor forma de aprender y donde hablar sea sinónimo de distracción y motivo de sanción. Una escuela donde todos deban aprender lo mismo y al mismo tiempo. Una escuela donde el alumno se limite a recibir pasivamente (escuchar- practicar- volcar)  y no a crear. Creemos que la interacción es el motor del aprendizaje: promueve las relaciones sociales, facilita un bienestar afectivo que es condición previa para un aprendizaje eficaz y motivador; fomenta la motivación en un ambiente solidario de ayuda mutua, la creatividad, la responsabilidad individual y grupal y la autonomía en el aprendizaje, además de potenciar las competencias comunicativas  y  garantizar la mejora en el rendimiento individual de los alumnos, de todos y cada uno de ellos.

Agrupamientos

Formamos en principio 6 grupos de 4 alumnos/as a los que hemos llamado equipos de base: se han mantenido estables durante todo el curso y su composición ha sido absolutamente heterogénea (sexo, rendimiento, capacidad, intereses…) y  permiten a los alumnos acceder a diversas perspectivas y métodos de resolución de problemas, producen un mayor desequilibrio cognitivo que estimula el aprendizaje y el desarrollo intelectual.

Cada grupo dispone durante el curso de su Plan de Equipo (con objetivos del equipo, distribución de tareas, compromisos personales para que el equipo funcione mejor)  y de su Cuaderno de Equipo para la organización de los grupos.

Además de estos equipos de base,  hemos trabajado con grupos esporádicos más homogéneos  pero no estables sino que se utilizan para tareas concretas y cortas (para técnicas como “grupo de sabios” o para actividades de ampliación y refuerzo).

Tanto la disposición de las mesas como el resto del mobiliario están al servicio de la actividad del aula. Los pupitres se colocan enfrentados para que los alumnos trabajen cara a cara. El profesor no dispone de “mesa” y el aula dispone de dos pizarras, enfrentadas,  una en cada pared. Como la actividad gira en torno a la tarea del alumno,  no hay esa necesidad de “mirar” al profesor y en caso de hacerlo, todos pueden situarse en primera o última fila en algún momento del día.

En general, los grupos se han mantenido todo el año aunque en dos ocasiones se realizaron pequeños ajustes. La experiencia nos ha enseñado que si el grupo funciona bien y da buenos resultados, no hay por qué cambiarlo. Pero a lo largo del año se les proporcionan  oportunidades de trabajar con la mayoría de sus compañeros ya sea en una tarea u otra.

 

La labor del profesor

La actividad gira en torno al alumno. El profesor deja de ser el centro, el que explica o enseña mientras los alumnos reciben pasivamente.  Se trata de "dar la vuelta" a la clase tradicional (recomienod la lectura de un libro titulado "Dar clase con la boca cerrada"). La labor del maestro es plantear situaciones de aprendizaje, crear contextos didácticos, guiar al alumno, animarle y facilitarle las tareas para que sea él quien aprenda, él es quien diseña las actividades y organiza a los alumnos y pone a su disposición todos los recursos necesarios para el aprendizaje, controlando su eficacia y efectividad e interviniendo cuando sea necesario para ajustar o adecuar detalles.  Cooperar no es fácil, por ello, el profesor debe intervenir cuidadosamente para facilitar esa cooperación,  asignando responsabilidades individuales y grupales, planteando tareas que supongan retos y desafíos.

La actividad en el aula

Los alumnos dejan de ser meros receptores y se convierte en protagonistas de su aprendizaje, pero de verdad, y no solo como un epígrafe en nuestras programaciones.  Se sienten partícipes porque se les permite tomar decisiones sobre el mismo desarrollo de los proyectos y el logro de un producto final.

El clima del aula condiciona la forma en la que se desarrolla el aprendizaje. Hemos utilizado diversas estructuras: del trabajo grupal de aula al trabajo individual de reflexión pasando por el trabajo en pequeños grupos, conformados de forma variable según la actividad a realizar. Los alumnos tienen mayores expectativas con lo que mejora la autoestima y se desarrolla un autoconcepto positivo.

  • Aumenta la motivación hacia el aprendizaje escolar
  • Favorece la integración y las relaciones sociales entre los alumnos y entre alumnos y profesores.
  • Favorece el desarrollo socioafectivo y las destrezas comunicativas
  • Promueve el desarrollo de destrezas complejas de pensamiento crítico: la planificación y organización de tareas, toma de decisiones, argumentación de posturas, negociación, consenso de puntos de vista, resolución de problemas…
  • Adecuación de contenidos al nivel de los alumnos que adquieren más seguridad y confianza, mejorando su autoestima y su integración social.
  • Mejora en el rendimiento académico.
    • Utilizan estrategias cognitivas de aprendizaje de mayor calidad
    • Existe la ayuda y el apoyo mutuos
    • Potencia la cohesión grupal: lazos afectivos y motivación de logro
    • Pensamiento crítico: razonamiento y aprendizaje significativo.

Aprendizaje basado en proyecto y competencias básicas

A través de la participación en varios proyectos hemos trabajo las competencias básicas y los objetivos/contenidos integrados en el currículo de Primaria.

El uso de herramientas TIC ha sido intensivo, aunque somos conscientes que el simple hecho de usar las TIC no supone ningún cambio innovador sino se incorporan a un contexto educativo diferente. Creemos haberlo conseguido y que las TIC contribuyen a lograr los objetivos propuestos. Se ha buscado en todas ellas la forma más eficaz de incorporarlas para promover el aprendizaje colaborativo (ejemplos: muro digital o Padlet;  mural multimedia o Glogster; documentos de Google Docs; programas de vídeo (MovieMaker, Goanimate, Pixton) y alojamiento en repositorios (Youtube, Vimeo); grabación de audios (Audacity); emisión de radio escolar (Spreaker);  Edición fotografía (Gimp, Picasa, Paint…) y repositorios (Album Picasa, Pinterest, ..), envío de documentación (Wetransfer.com);

Técnicas cooperativas:

Han sido muchas y variadas las técnicas empleadas. Son técnicas que en el fondo plantean limitar recursos para que tengan la necesidad de compartir y trabajar juntos. Entre las más eficaces e interesantes podríamos citar:

  • Parada de 3 minutos
  • Los 4 sabios
  • Tomar notas en parejas (hacer resúmenes, esquemas…)
  • Lápices al centro
  • Lectura compartida
  • Dictados colectivos
  • Páginas amarillas
  • 1-2-4.
  • Tutoría entre iguales
  • El rompecabezas
  • Grupos de investigación
  • Técnica TAI
  • HTP: Hora de trabajo personalizado. Una hora a la semana en la que los alumnos trabajan en la tarea y materia que ellos mismos eligen, según su Plan Individual de Mejora.

 

Otros aspectos que ha posibilitado esta práctica:

  • Colaboración entre docentes: establecimos 4 sesiones con la presencia de dos profesores en el aula, dos sesiones para Taller de Escritura y otras dos para Resolución de Problemas Matemáticos.
  • Supone un primer paso para la creación entre los docentes de comunidades de aprendizaje colaborativo.  Es una oportunidad  para el desarrollo profesional y el  enriquecimiento personal, ya que brinda la posibilidad de trabajar juntos y compartir responsabilidades.
  • Exige disponer de tiempos de coordinación, para planificar y organizar tareas, consensuar puntos de vista; diseñar  la evaluación; etc…Por ello, es necesaria la colaboración entusiasta de los equipos directivos.
  • Implicación de las familias es esencial, para lo cual hay que vencer algunas dudas o miedos iniciales a romper con las prácticas habituales tradicionales.
  • Cambia la propia concepción de “aprendizaje” que tienen los alumnos y de lo que sucede dentro del aula.

 

 

EVALUACION

Si queremos que los alumnos estén motivados por aprender debemos usar metodologías activas en las que de verdad sean protagonistas, que promuevan su participación para que logren autonomía en su propio aprendizaje. Para ser coherentes con nuestra visión del aprendizaje hemos limitado todo lo posible la “calificación” de controles pasando a una evaluación más cualitativa.  El aprendizaje basado en proyectos deben ser el "plato principal" y no "el postre". No se trata de trabajar por proyectos pero a la hora de evaluar, colocar a los alumnos en fila y ponerles un "examen" o "control" tradicional. Si trabajos por proyectos colaborativos y de forma cooperativa, nuestra evaluación ha de ser colaborativa y cooperativa.

Para la evaluación utilizamos varios instrumentos, principalmente el portafolio del alumno que potencia la reflexión y autoevaluación.  

También es esencial la coevaluación, la evaluación grupal colaborativa. Para ello, los alumnos utilizan herramientas de equipo: El Cuaderno y el Proyecto.

Como herramienta utilizamos las rúbricas o matrices de evaluación, con las que buscamos una mayor objetividad y que sean los propios alumnos los que sean de antemano hacia dónde dirigir sus esfuerzos.

 

En definitiva, creemos que el aprendizaje cooperativo constituye una metodología eficaz para abordar la adquisición de las competencias básicas en el marco de una escuela inclusiva e integradora.  Debemos promover la cooperación para aprender, pero establecer las pautas para aprender a cooperar para lograr lo que Delors apuntaba en su famoso informe, los 4 pilares de ese “tesoro encerrado” (aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a convivir).

Ninguna experiencia de innovación es fácil. El camino para incorporar y generalizar en los centros educativos, una metodología basada en el aprendizaje cooperativo no parece que vaya a ser tarea sencilla pero  creemos que no hay que innovar para cambiar las cosas, hay que innovar porque las cosas cambian. El reto es ya ineludible y el cambio,  imparable.