REFLEXIONES SOBRE EL ORIGEN INTERNACIONAL DEL PARADIGMA DE LAS COMPETENCIAS CLAVE DE LA UNIÓN EUROPEA

Luis Ignacio Luengo
Àrea de coneixement
Context educatiu
475 Visites
Compartir

El origen del paradigma de las competencias clave con el objetivo de conseguir que el desarrollo de las mismas sea una herramienta eficaz para la formación peramente de los miembros de la UE, es en sí mismo un planteamiento excelente.

 

Quizás el problema lo encontramos; me voy a referir a la percepción que tengo de lo que sucede en España por ser el país en el que ejercemos nuestra labor docente; en el cómo se ha trasladado el paradigma internacional al Sistema Educativo Español.

 

Desde la inclusión en nuestro Sistema Educativo de las Competencias Básicas con la implantación de la LOE, estas han sido entendidas por la gran mayoría de los docentes como un nuevo cambio a capricho de los políticos de turno para intentar diferenciar esta nueva Ley de las anteriores, sin llegar a entender el calado que su desarrollo podría tener en el alumnado y la sociedad.

Tal es así que si hiciéramos un repaso por todos los centros educativos de España, posiblemente la programación por competencias solo haya sido realizada en un % ínfimo respecto a la importancia que estas tienen.

 

Por otro lado, considero que se cometió otro error, además de los mencionados en el artículo, a la hora de integrar las competencias en el Sistema Educativo; se olvidaron de las familias. Familias acostumbradas a una forma de enseñanza y de evaluación en el que sólo se primaban los contenidos, principalmente los conceptúales, y a las que en ningún momento, ni se les informó, ni se les formó, de forma adecuada sobre el nuevo paradigma de las competencias clave.

Cuando en algún centro educativo, el claustro o algún docente en particular, programaba y evaluaba por competencias, los padres, y por ende el alumnado, no entendía lo que se estaba haciendo.

Es decir, que es muy importante que los políticos, técnicos, docentes nos formemos en el nuevo paradigma de las competencias clave, pero que también es muy importante que a la par se forme a las familias del alumnado en el que va a repercutir este nuevo paradigma de competencias clave.

 

Con la aparición de la LOMCE, el RD 126 y la Orden 65, algunos de los errores que aparecen en el artículo parece que se han intentado subsanar, aunque permitidme que diga que si solo se queda en disposiciones legales, sin un análisis más profundo por parte de políticos y técnicos, que parece seguir sin entender la verdadera filosofía del trabajo por competencias, ya que siguen insistiendo en que nuestra práctica educativa se enmarque en áreas y tiempos exactos para cada una de ellas de obligado cumplimiento, y sin apoyo institucional en lo que a formación y recursos se refiere, posiblemente  sea otro fracaso como el ya obtenido con la LOE.

 

Seamos optimistas, en este momento de pesimismos, y pensemos en que todo va a desarrollarse de forma óptima, que los políticos y técnicos, entienden de verdad la filosofía del trabajo por competencias y que la aplicación del paradigma competencial se llevará a cabo de forma correcta en nuestro Sistema Educativo.

Es entonces cuando podremos, o eso espero, empezar a desterrar poco a poco esa división estanca por áreas y períodos de tiempo, para poder empezar a trabajar en  lo que denominaríamos Proyectos, Tareas, Unidad Integradas, etc., donde los que prima es el desarrollo competencial de nuestro alumnado y en base a este, es decir, en base a las competencias, gire todo lo demás, el desarrollo curricular, la organización y funcionamiento de nuestra práctica diaria, la organización y funcionamiento de nuestro centro y la organización y funcionamiento de nuestro sistema educativo; que tiene que tener un planteamiento diferente a lo que actualmente se está haciendo.

 

Siguiendo con la corriente optimista, todo esto influiría, por supuesto, en el planteamiento a la hora de organizar el proceso de enseñanza y aprendizaje de mi clase.

En primer lugar la organización curricular de mi programación de aula no sería por áreas sino por competencias, es decir organizaría el proceso enseñanza y aprendizaje en función del desarrollo de competencias, en torno a las cuales se organizarían el resto de elementos curriculares.

En segundo lugar desterraría los libros de texto como recurso principal para el proceso enseñanza y aprendizaje, quedando recogido en el conjunto de recursos como puede ser diccionarios, enciclopedias, revistas, internet, etc. que serán fuente de consulta para el alumnado, y nunca guía del proceso enseñanza y aprendizaje.

Por otro lado cambiaría el enfoque metodológico casi unidireccional que impera en la actualidad en las aulas en las que el único protagonista es el profesor; el alumno pasaría a ser el protagonista a través de metodologías activas como pueden ser el trabajo por proyectos, trabajo cooperativo, etc.

Lo mismo sucedería con la organización espacial, agrupamientos, tiempos, etc. utilizaríamos varios espacios de aprendizaje, no solo el aula, los agrupamientos variarían en función de las tareas que fuésemos a realizar, así como los tiempos.

Por último cambiaría los procedimientos y los instrumentos de evaluación tradicionales, donde impera la evaluación heterogénea y los exámenes, por la autoevaluación, la coevaluación, el uso de rúbricas, diarios de aula, portafolios, etc.

 

Luis Ignacio Luengo Poncio.