Comentario al artículo propuesto en la actividad 1.1. “Competencias clave como tendencia de la política educativa supracional de la Unión Europea”, de J.M. Valle y J. Manso

Lourdes Martínez
Àrea de coneixement
Context educatiu
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Para comenzar este comentario al artículo propuesto en la actividad 1.1. “Competencias clave como tendencia de la política educativa supracional de la Unión Europea”, de J.M. Valle y J. Manso, indicaré primeramente los objetivos que, a mi parecer, persiguen los autores para pasar a realizar una reflexión personal.

OBJETIVOS:

Primer objetivo:

Enmarcar este nuevo enfoque en la sociedad actual y en el planteamiento del aprendizaje permanente.

Segundo objetivo:

Caer en un idealismo pedagógico, es decir, reconocer y asumir que existen riesgos y retos derivados de esta nueva propuesta educativa que se deben abordar.

Tercer objetivo:

Tomar conciencia de la necesidad de no perder más oportunidades para adecuar de forma real nuestro sistema educativo al aprendizaje por competencias.

REFLEXIÓN PERSONAL:

        Permítanme expresar aquí la tan coloquial expresión “reír por no llorar”: el artículo es altamente instructivo, de agradable lectura y convincente exposición y se atiene a la realidad remarcando la necesidad de la implantación de las competencias y su dificultad de desarrollo práctico ... pero a medida que uno/a va leyendo y releyendo lo escrito, se pregunta qué tiene que ver este nuevo paradigma con la realidad social y educativa del país en que vive.

Comencemos por la definición de “competencia”:

Comprendo que uno de los objetivos -y loable prioridad- de los autores del artículo sea “tomar conciencia de la necesidad de no perder más oportunidades para adecuar de forma real nuestro sistema educativo al aprendizaje por competencias”, y que saben que no debemos caer en un idealismo pedagógico, reconociendo y asumiendo que existen riesgos y retos derivados de esta nueva propuesta educativa que se deben abordar.

Pero, en mi humilde opinión, no se trata solamente de si existen riesgos y retos derivados de esta nueva propuesta educativa; la cuestión es que no existe posibilidad de que esta propuesta se desarrolle como debería (y ellos mismos apuntan la necesidad del cumplimiento de determinados factores para su consecución).

Tengo la sensación de que todo el debate político que implique un aspecto educacional, es superado y obviado por aquél referido al rendimiento económico y a la perpetuación de los estamentos sociales y económicos.

Como bien enumeran los autores, lo que empezó con la Comunidad del Carbón y del Acero en un primer momento y la unión monetaria después, se ha extendido al paradigma de la globalización de la Unión Europea. Pero no creo que debamos perder de vista que dicha globalización se realiza en aras de conseguir un continente que pueda competir con potencias económicas fuertes.

En este sentido, nadie duda de que la especialización de los obreros/as es necesaria, como tampoco podemos obviar que la educación hace a la persona crítica y constructiva, con sentido de la iniciativa y autonomía, es decir, todos aquellos valores que  -aunque se pretenda quieran ser desarrollados-  van en contra de las capacidades que se esperan de una persona que trabaja en una cadena de montaje, entendiendo por esto, alguien que solo sigue órdenes y admite los dictámenes de los superiores en una organización vertical.

Esto es en realidad nuestro sistema educativo: una organización vertical en la que el desarrollo de las competencias difícilmente tiene cabida. Como profesora de Educación Especial, afortunadamente mi práctica diaria no debe adaptarse a libros de texto ni estándares-tipo de aprendizaje: mi programación de aula está escrita en base a las competencias reales de mis alumnos/as y sus familias. Pero no debemos olvidar que me siento una profesional privilegiada tanto por la ratio docente/discentes como por la creatividad que puedo desarrollar en el día a día, ya sea en la elaboración de materiales y/o en el diseño de actividades.

A este respecto, no encuentro una diferencia tan amplia entre la forma de programar anterior incluso a la LOE, con contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales y la actual, en la que debemos interiorizar que existe un dominio referido a una competencia que evaluar atendiendo a la dimensión de los conocimientos, de las destrezas y de las actitudes. Más que nada porque hay determinadas acepciones en el enunciado de las competencias que, permítanme de nuevo una expresión coloquial, “me chirrían”, como es aquélla que dice: “sentido de la iniciativa y espíritu de empresa” (Diario Oficial de la Unión Europea); me sentiría mucho más tranquila y feliz, si tuviera que programar pensando en “espíritu de cooperativa”, por ejemplo.

Para continuar me pregunto cómo se consigue que aulas masivas de alumnado consiga “aprender a aprender”, es decir, no solo “saber hacer” sino “saber ser” ... francamente, parece una broma de mal gusto.

En resumen, como hasta ahora hemos visto, la política educativa de este país es esencialmente eso, política. Deberíamos hablar de desarrollo educativo nacional y conseguir ese -tan deseado por los buenos/as profesionales del ámbito de la educación- organismo independiente del gobierno, que pudiera desarrollar las directrices educativas acordes con las competencias clave, permitiendo desarrollar una metodología para el saber-hacer y el saber-ser, que se desarrollara en un estado de bienestar en el que las familias no tuvieran que lidiar con la base de la Pirámide de Maslow y educasen a sus hijos/as en el hogar para que en los centros escolares, alumnado y profesorado trabajaran en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Para finalizar, respondiendo a la cuestión planteada en el enunciado de la actividad sobre si el paradigma de las Competencias Clave de la Unión Europea afectará a mi trabajo en clase, si lo modificará y en qué sentido, contestaré que en el desarrollo de las clases, no porque -como ya indicaba antes-, algunos/as afortunados/as llevamos un cierto período laboral realizándolo por las razones antes indicadas; sin embargo, a la hora de elaborar y plasmar por escrito las programaciones de aula, por supuesto, dado que ahora debemos relacionar objetivos con competencias y añadir estándares de aprendizaje e indicadores de logro (o descriptores).