Reflexión sobre las competencias clave
Reflexiones sobre las competencias clave
El origen internacional del paradigma de las Competencias Clave de la Unión Europea plantea, como pilar fundamental, una educación centrada en el aprendizaje permanente, en contraposición a una educación tradicional más centrada en la enseñanza y el profesorado.
El concepto de competencia clave constituye el elemento central de lo que deben adquirir los alumnos en el proceso educativo. La competencia supone una integración de conocimientos, destrezas y actitudes, que se aplicarán de forma práctica y creativa en la ejecución de una tarea o la resolución de un problema o situación, que debe tener relación con la vida, lo que constituye el desempeño de la competencia.
Así, los desempeños se entienden como resultados finales definidos en términos claros medibles y observables e implican la resolución de problemas o situaciones relacionados con la vida real.
Son competencias clave porque implican desempeños determinantes para resolver otros problemas o situaciones más complejas y nuevas posibilidades de fomentar la creatividad e innovación en su resolución.
Sólo el aprendizaje permanente mediante la adquisición de competencias clave posibilita a las personas formar parte activa y enriquecedora de un grupo social.
Las competencias a efectos de hacer operativos los desempeños, se pueden definir en términos de contenidos, destrezas y actitudes, con el objetivo de facilitar y simplificar el aprendizaje de competencias por parte de estudiantes y el diseño de la enseñanza, como responsabilidad principal de los docentes. Por tanto, la competencia clave definida en términos de resultado esperado o desempeño, comprende una dimensión cognitiva, una dimensión instrumental y una dimensión actitudinal. También supone tres áreas de realización por parte del educando: personal, social y profesional.
Adquiridas en su conjunto las competencias clave representan el pilar fundamental en la formación de cualquier ciudadano y la estructura fundamental del desarrollo personal y del aprendizaje a lo largo de la vida.
Para evaluar el desarrollo de las competencias se hace necesario valorar de forma integrada todos los componentes. En la evaluación tradicional se daba más importancia a los conocimientos mientras que la evaluación de destrezas o procedimientos no era completa o no tenía relación directa con el desempeño.
Cuando proponemos la evaluación por competencias planteamos una evaluación partiendo de unos criterios, en los que es necesario establecer los niveles de logro o desempeño que se consideran adecuados.
En la evaluación tradicional es el profesor quien define los procedimientos y contenidos de la evaluación y también el que emite juicios de valor sobre el desempeño de los alumnos, en el nuevo paradigma de evaluación por competencias se focaliza en el aprendizaje del alumno, con una implicación activa y responsable del mismo. La evaluación así entendida sería una actividad integrada en el proceso de aprendizaje.
La autoevaluación y la coevaluación tendrán más importancia o relevancia bajo este nuevo enfoque. Conseguimos con ello un papel activo del alumno, mayor responsabilidad en sus logros, mayor motivación, regulación y orientación en su aprendizaje.
En el nuevo paradigma la evaluación debe asumir más funciones, mayor profundidad y mayor cobertura. Las actividades de evaluación sumativas y finales deben complementarse con actividades de evaluación formativas y continuas.
La evaluación continua y formativa también orienta al profesor sobre fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades de su actuación permitiendo reorientar la enseñanza de forma rápida y eficaz.
¿Cómo afectaría en el trabajo en los centros?
En primer lugar, implica adquirir un compromiso de centro que permita adoptar las medidas organizativas y funcionales necesarias para el desarrollo del proceso. Plantear un proyecto de centro que tenga en cuenta las características del entorno social y cultural, que cuente con un plan de acción tutorial con medidas de atención a la diversidad, respetando el principio de no discriminación e inclusión como valores fundamentales. Además, será necesario replantear y dar soluciones a aspectos organizativos relacionados con horarios, formas de participación del alumnado, normas de convivencia, uso de metodologías y recursos didácticos, actividades complementarias y extraescolares, biblioteca escolar, distribución del alumnado, etc. que pueden favorecer o dificultar el desarrollo del proceso de aprendizaje basado en competencias.
En lo que se refiere a la programación deberemos tener en cuenta que cada área contribuye al desarrollo de diferentes competencias, y también, que cada competencia se nutre del trabajo en varias áreas o materias. Para tener éxito en el trabajo por competencias procuraremos que las tareas propuestas sean lo más multicompetenciales posibles, que el docente tenga la suficiente competencia pedagógica y didáctica en cada competencia, que sea experto en guiar el aprendizaje del alumno y en el trabajo colaborativo.
A nivel de centro, se precisa establecer de forma consensuada la programación curricular, con los perfiles de área, perfiles de competencia, criterios e instrumentos de evaluación y cualificación, así como la ponderación de estándares de aprendizaje.