Primera Reflexión sobre las Competencias Clave
La Unión Europea plantea y regula uno nuevo paradigma, el aprendizaje basado en las competencias clave. Con ello pretende que la enseñanza se adapte a la realidad social y política, y crear nuevos procesos de aprendizaje, tanto dentro del sistema educativo como en la formación no reglada.
El origen del aprendizaje por competencias clave lo encontramos en el mundo del trabajo y de la empleabilidad, con el objetivo de los individuos cuenten con las competencias necesarias para desarrollar mejor las funciones que corresponden a sus puestos de trabajo. Y además sean capaces de adaptarse a un entorno cada vez más cambiante.
Se debe tener en cuenta que aparece en el ámbito de la Unión Europea, que teniendo un carácter fundamentalmente económico, prevalecerán las propuestas y políticas que lleven al desarrollo económico de los países miembros. Esto nos lleva al crecimiento económico, lo que supone la generación de riqueza y por lo tanto de bienestar a los ciudadanos de los Países miembros de la Unión Europea.
Ante esta realidad, este origen económico y laboral del paradigma, nos podemos plantear las siguientes cuestiones:
¿Debe ser la educación entendida como un instrumento para la empleabilidad? ¿Sólo es eso, una manera de preparar a los niños y jóvenes para su inserción de manera activa y exitosa en la sociedad? ¿Debe ser algo más? ¿No es esto suficiente y realmente necesario para el bienestar de una sociedad?
Para contestar a todas estas cuestiones, es necesario estudiar de manera más detallada los planteamientos del aprendizaje por competencias clave.
La aparición de las competencias clave a nivel internacional, viene a dar respuesta una realidad social, a la nueva sociedad del conocimiento, en la que vivimos en la actualidad. Una sociedad en constante evolución y cambio, en una sociedad globalizada, con un gran predominio de las tecnologías y la rapidez de las comunicaciones.
En este nuevo entorno, se hace necesario dotar a los ciudadanos de las competencias para su adaptación continua a uno entorno que evoluciona de manera vertiginosa, y que lo va a seguir haciendo. Ya no es tan importante la memorización de datos y contenidos, que cambian y se incrementan cada día, si no la de capacidad para dar con esa información y saberla gestionar y aplicar adecuadamente en cualquier entorno, personal, social o laboral.
¿Cómo modifica la aplicación de las competencias clave en el aula?
El cambio en el entorno, supone también un cambio en la forma de enseñar y de aprender.
Incluso se podría plantear, si el origen de la alta conflictividad que existe en las aulas, y la falta de entendimiento entre los alumnos y los profesores y el sistema educativo, no está precisamente en un método de enseñanza obsoleto, que nada tiene que ver con la realidad social, económica y tecnológica que se vive en la actualidad.
Considerando que la innovación educativa, debe ir más allá de la introducción de ordenadores en las aulas, las tabletas y los libros digitales. Son las formas de enseñar y de aprender lo que debemos adaptar a los nuevos tiempos, y lo que es más difícil de cambiar. Es más sencillo y cómodo aferrarse al paradigma que ya se conoce, donde sabemos el papel que ocupamos, y culpar al alumnado de sus malos resultados, y de su falta de disciplina.
Quizá se debería comenzar por hacer ver al profesorado, que existen otras formas de enseñar, y de que nuestra labor es hacer que los alumnos sean capaces de aprender, no sólo de transmitir conocimientos, que los alumnos más aventajados repiten a la perfección, y condenar al fracaso a aquellos que no son capaces de hacerlo, abandonado a posibles genios, tan sólo porque no sabemos cómo gestionarlos.
Pero esto supone un cambio también en el sistema, donde los sujetos actuantes son los alumnos, profesores, familias, y otros sujetos implicados en la educación. Y el cambio en el sistema educativo, debe ser profundo si deseamos que sea efectivo, e ir más allá de la publicación de una nueva ley, y de dar nuevo vocabulario que no tardamos en aprender.
El cambio debe estar, tanto en la organización de los centros, de la propia enseñanza en las aulas, en los sistemas de evaluación, e incluso en los sistemas de acceso del profesorado al sistema educativo.
El aprendizaje permanente, necesario en la sociedad actual, motivado por su rápida evolución, debe estar apoyado por la necesidad de crear en los alumnos la motivación necesaria para seguir aprendiendo siempre, a lo largo de la vida.
El aprendizaje por competencias clave, ofrece al alumno la posibilidad de valorar el aprendizaje, como una manera de estar de manera activa y consciente en el mundo que le rodea, hacerse participe de él, y considerar la manera en la que puede intervenir y transformarlo.
El alumno deja de ser un elemento pasivo en el aprendizaje, para ser un elemento activo, que toma parte del mismo. Y el propio aprendizaje pasa a ser atractivo, más allá de la mera repetición de conceptos, para ser el medio de estar más seguros en el entorno en el que les toca vivir, contando con los recursos necesarios para adaptarse a los continuos cambios de la sociedad actual.
El aprendizaje sale de la escuela y del centro educativo, el aprendizaje está en el día a día, en el trabajo y el ocio, en la vida personal, familiar y laboral.
Se hace responsable al alumno de su propio aprendizaje, esa responsabilidad le hace protagonista del mismo, aumentando la motivación y el interés por seguir aprendiendo. Y dando la oportunidad de tomar decisiones, y de que sus opiniones e inquietudes sean escuchadas y tenidas en cuenta.
La aplicación del aprendizaje por competencias, supone importantes variaciones en la metodología en las aulas, sin embargo, debemos contar con las limitaciones que presenta el sistema educativo en el que desarrollamos nuestro trabajo.
Por una parte, como ya se ha comentado, supondrá la participación mucho más activa del alumnado en su propio aprendizaje, siendo el profesor un simple director de orquesta.
Será importante que el alumno sienta como el aprendizaje forma parte de su propio ser, que es algo intrínseco a él mismo, que necesita para crecer como persona.
Vincular el entorno en el que vive cada alumno en el propio aprendizaje, dándole un sentido, y una utilidad.
Destacar el componente de la actitud, la carga emocional en el aprendizaje, esencial para que este sea efectivo.
Las limitaciones a su aplicación son muchas:
- Las actitudes de los propios alumnos, que están muy acostumbrados a lo de siempre, y también ellos se siente cómodos en el paradigma tradicional. Es más fácil llegar a clase y hacer que escucho al profesor. Pero ponerse manos a la obra, aprender y trabajar, ser protagonistas de lo que allí está pasando… eso es complicado de llevar a cabo. También ellos se sienten cómodos en su actitud pasiva ante el aprendizaje. Quizá porque tampoco le ven un sentido real.
- Los sistemas de evaluación, profesores, alumnos y familias… todos estamos demasiado acostumbrados al simplificado y eficaz sistema de la prueba objetiva, el examen de 0 a 10… Todos queremos un 10. Pero quizá la evaluación de este tipo de competencias, tendrá que ser muy diferentes, incluida la autoevaluación crítica del propio alumno.
- Las actitudes de los compañeros profesores, que prefieren hacer las cosas como siempre.
- Las actitudes de los padres, madres y familias, que quieren la mejor educación para sus hijos, pero como siempre… la de antes era la mejor.
- La de la estructura del sistema educativo y de los centros.
Existe la tendencia generalizada entre el profesorado, a utilizar la nueva terminología en la redacción de la programación, es decir, en la elaboración del documento administrativo que se ha de presentar oficialmente, y seguir desarrollando la dinámica docente de la misma manera que se ha hecho hasta ahora. Por lo tanto la aparición de las competencias clave, lejos de considerarse una innovación educativa, se percibe como una complicación más dentro de los trámites administrativos que toca hacer al comienzo de curso, (ya no vale con cambiar la fecha de la programación del año pasado). Y me temo, que será la realidad en muchos casos. Incluso los que podamos empezar con ganas e ilusión a poner en marcha una nueva metodología, la tendencia natural del ser humano, es ir hacia lo conocido, donde nos sentimos más cómodos.
Debemos dejar tiempo para la implantación del nuevo paradigma de aprendizaje a partir de competencias clave, pero también dotar a los profesores de conocimientos, herramientas y COMPETENCIAS, para que sepan desarrollarlo y ponerlo en marcha en las aulas.
Como todo nuevo paradigma a implantar tiene sus dificultades, sobre todo porque antes de poner el nuevo, debemos retirar el viejo, y a ese ya nos hemos acostumbrado, será mejor o peor, pero sabemos por dónde va, y cada uno de nosotros ya nos hemos acomodado en él. Para el cambio es necesario voluntad y ponernos a trabajar en ello, lo demás el tiempo lo dirá.


