Algunas reflexiones sobre las Competencias Clave para la tarea 1.1

Nieves Cuesta
Área de conocimiento
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He leído con mucho interés el artículo enlazado, ofrece una definición clara y concisa de lo que se entiende por competencia clave y un buen resumen sobre el origen y la trayectoria del concepto. Particularmente me han interesado  algunos de los problemas y objeciones a su implantación en el ámbito educativo que menciona y con los que me he sentido muy identificada.

Parece claro que el planteamiento del aprendizaje por competencias  ha sido consecuencia lógica de la necesidad de abordar las demandas de la compleja sociedad actual. El artículo menciona los retos que suponen el multiculturalismo, la globalización, las constantes innovaciones tecnológicas…  Ante una sociedad en constante cambio urge flexibilidad, no tiene sentido seguir formando rígidamente a los jóvenes con contenidos teóricos y metodologías tradicionales; debe dotárseles de herramientas que les permitan afrontar de forma continua las necesidades de esa sociedad cambiante. De esa forma aparecen indisolublemente unidos los conceptos de aprendizaje por competencias y aprendizaje permanente. Hasta ahí de acuerdo, pero  es en este punto cuando me surgen los primeros reparos. Como en el artículo se señala, en origen el aprendizaje por competencias surge para atender las demandas del mercado laboral, y  los primeros desarrollos en el ámbito educativo emanan de las propuestas realizadas por la OCDE. Me preocupa que los mercados marquen los pasos de la Educación, y temo que la formación en competencias clave  se limite a la formación de los jóvenes para cubrir las demandas del mundo empresarial y  facilitar su integración laboral en él, haciendo posible un proceso de reciclaje constante no traumático, por mucho que se justifique todo ello con la garantía de su integración social y la igualdad de oportunidades. Incluso una parte de la terminología que se usa me parece chirriante. Soy de las que piensan que el fin último y principal de la Educación (por lo menos a ciertos niveles básicos) es formar ciudadanos críticos y capaces de participar en las soluciones de los problemas sociales que se puedan encontrar. Es cierto que estamos en una época cambiante, que precisa mentalidades y metodologías adecuadas para formar a sus ciudadanos, y el planteamiento teórico que hay detrás del trabajo por competencias es muy interesante, pero intuyo un riesgo de someter la escuela a las exigencias de empleabilidad del mundo empresarial y limitarla a ellas. Mi segunda objeción está también relacionada con esto y es consecuencia de la primacía que en  la didáctica por competencias se concede al “saber hacer”. Soy profesora de una materia de la rama de saberes que tradicionalmente se denomina “Humanidades” y en conversaciones con compañeros ha surgido más de una vez la duda sobre qué papel se reserva en ese planteamiento a  saberes como la Filosofía, la Historia o las Lenguas Clásicas por ej., saberes “inútiles” desde esa perspectiva y que no parecen encajar bien con tales planteamientos de fondo. Sin embargo, insisto, que dude no implica que no vea la necesidad de cambios.

He encontrado muy realista el análisis final que se hace en el artículo al señalar que para el éxito de los nuevos planteamientos es imprescindible preparar previamente aquellos elementos esenciales para su desarrollo práctico, es decir, nosotros,  los profesores. No creo que sea justo acusarnos de inmovilistas o acomodados. En los últimos años he conocido al menos cuatro proyectos educativos diferentes, algunos sin llegar a implantarse. Trabajo en un IES y hemos dedicado varias reuniones de Departamento y varias CCP a debatir, con el BOE en la mano, cómo integrar el trabajo y sobre todo la evaluación por competencias (básicas) en nuestro trabajo diario intentando entender qué se nos pedía (soy consciente de que lo hacemos mal). Y ahora leo, con sorpresa, que la justificación que se hacía en la LOE incluía ¡errores conceptuales! Ante un nuevo cambio ¿cómo no tener la sospecha de que estamos ante el  último capricho del asesor del político de turno,  que, como en otras modas pasajeras, deberíamos intentar sortear? Los cambios son necesarios, cualquiera que trabaje en Educación lo sabe, pero las prisas, los bandazos y la improvisación en ella son más perjudiciales que nada. Es cierto que el desconcierto y el desánimo son grandes en muchos centros de Secundaria, y entre otras razones está la falta de certeza sobre lo que se pide que hagamos y cómo hacerlo.   Comparto con el autor la necesidad de haber empezado por la formación del profesorado en los conceptos teóricos del enfoque que se pretendía imponer y en su desarrollo práctico en las aulas, para garantizar la efectividad de su puesta en marcha. Por eso estoy en este curso.