Actividad 1.1.

Milagrosa Juárez
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EL PARADIGMA DE LAS COMPETENCIAS CLAVE

 

El origen del paradigma de las competencias clave está en la complejidad de la sociedad contemporánea y en la necesidad de responder a esa complejidad. La multiculturalidad, la globalización, las nuevas tecnologías y la exposición a una ingente cantidad de información han hecho necesaria la implementación de un nuevo concepto del desarrollo del aprendizaje del individuo. En este nuevo concepto también juega un papel fundamental el aprendizaje permanente. Por tanto, la educación en competencias clave aspira no solo a que el individuo sea capaz de responder a las necesidades de la compleja sociedad en la que encuentra inmerso, sino que tenga los recursos necesarios para hacerlo a lo largo de toda su vida.

Buscando una respuesta a estas necesidades, la OCDE comenzó, en una fecha tan temprana como 1997, a promover la transferencia de las competencias que procedían del ámbito empresarial y laboral, al ámbito educativo. La Unión Europea y los diferentes Estados que la conforman, se sumaron rápidamente al desarrollo de legislaciones educativas que se adaptaran a esta nueva forma de plantear el aprendizaje. No es de extrañar, por tanto, las críticas recibidas debido al origen empresarial de las competencias, criticas fundamentadas en la sospecha de que mediante este enfoque educativo se busque primar la formación de trabajadores sobre la formación de ciudadanos, de personas.

Es evidente que la incorporación de las competencias clave en la legislación educativa modifica el trabajo realizado por el profesorado. No solo se transforma el currículo, sino las metodologías a emplear.

Las competencias clave adoptadas en el marco de la Unión Europea son:

1) comunicación en la lengua materna;

2) comunicación en lenguas extranjeras;

3) competencia matemática, científica y tecnológica;

4) competencia digital;

5) aprender a aprender;

6) competencias sociales y cívicas;

7) sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor, y

8) conciencia y expresión culturales.

Estas competencias, entendidas como un desempeño, se desarrollan a través de contenidos, destrezas (habilidades) y actitudes (las dimensiones de las competencias).

Esta estructura del aprendizaje cambia radicalmente el planteamiento educativo tradicional basado en materias, aunque estas también fueran trabajadas en función de contenidos, destrezas y actitudes. Lo cierto, es que en la práctica, muchos profesionales trabajábamos en competencias sin saberlo, ya que a través de nuestras materias intentábamos que el alumnado adquiriese todas esas capacidades y que fueran capaces de utilizarlas en la práctica. El paradigma de las competencias clave  sistematiza, actualiza y mejora una práctica que muchos profesores ya realizaban. Las modificaciones son pues,  en gran medida, organizativas.

La mayor dificultad en la adopción del aprendizaje por competencias por los profesionales reside en el hecho de que tradicionalmente se ha hecho más hincapié en los contenidos de la materia, y en las habilidades y actitudes relacionadas con ellos. Incorporar nuevos aspectos a desarrollar y valorar en el aprendizaje del alumnado supone para muchos el abandono de estos contenidos. Desde mi punto de vista, el aprendizaje por competencias no implica el abandono de los contenidos de una materia, o no debe suponerlo. Se trataría de entender el aprendizaje de una forma integradora, donde los contenidos no lo son todo, pero tampoco se dejan de lado, sino que se trabajan de tal forma que permitan a la persona un desarrollo personal global, así como contar con unos sólidos cimientos en los que basar